Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

martes, 30 de diciembre de 2014

Padres.

Me dijeron tantas veces
los doctos jesuitas que forjaron mi madurez
que éramos traperos del tiempo, y con sus harapos
compondríamos una perfecta y ordenada vestimenta.
Los años han pasado y presiento
que las almas siguen en pelotas, que la noche
sigue cambiando de santo y seña y el despertar
se está hastiando de sus motivos resabiados.

Me dijeron tantas veces
que seríamos triunfadores en esta justa amañada.
Que Dios no nos dejaría tan solos.
Que tendríamos armas para contener la evidencia
de los recidivos y agotadores
calendarios.
No quiero recordar cómo me engañaron.
La muerte ha sido más que la sed y sus albos espías
graznan canciones de Navidad
a la misma entrada de nuestros últimos
refugios.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Llueve.

Sucia,
la lengua de la noche que te lame,
abierta.
La roza hábil halla la pus,
la Santísima Trinidad de la Carne Viva,
llueve, cae la luna en espasmos
de agua.
Juro que no diré tu nombre.


Invierno.

Y cómo avanza el frío,
cómo pesa la sangre coagulada, el yugo negro,
temprano, de los astros,
hay tantas veces que el ayer
no es suficiente, que la piel incisa...
desconoce los abrigos,
que el viento Norte corta las maromas que nos ataban
a puerto.

Siempre ha ocurrido lo mismo,
las uñas no pueden con las losas,
las ferias se llenan de niños muertos,
las radas guarecen los últimos muñones del estío
bajo toallas que lloran aguaceros
inevitables,
la promesa y la espina
morreando sus lenguas congeladas.
Sí, su boria victoriosa que llena los cajones,
el invierno que demuestra que, de nuevo,
marramos.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Tan sólo unas horas.

Huimos de la certeza que habita
en las pedradas, amigos del loto
olvidado
que aguarda debajo de escorpiones
y palabras.

Hemos sido hermanos de una misma herida, injertos
de verano en la noche traicionera, locos
de amar en la puta ración de las horas
legalmente permitidas.

Todo pronto se acaba.
La semana y su dolor moran a barlovento.
Pero aún hay espacio para el vino.
Si no existe el amor lo inventaremos.
La mordaza cederá al lenguaje, siempre mudo,
de la carne.

viernes, 31 de octubre de 2014

Líricas.

No tuvimos, amor mío, aviso previo.
La tarde se lisió contra los ventanales de la otrora luz.
Como ceniza de conocido amargor, el ocaso frenó el batir
de aquellas alas, el soñar de esos zapatos, el lustroso abandono
de los bañadores, el llanto por la, siempre nuestra, soledad.

No hubo elección, no nos avisaron de que tocó la muerte
nuestras puertas, no nos dijeron que los baúles de navidad
rezumaban siempre la misma sangre, que dádivas horribles
aguardaban en las bocas de las sonrisas y del amigo,
nadie nos dijo que íbamos a envidiarnos hasta los merecidos 
silencios.

No lo creía, pero todos mirabais, reverentes, hacia la misma pared.
La hermosura y el odio comandados por las mismas voces.
No me pude imaginar que los ojos hilvanaran dardos tan certeros.
No tuve elección, todo fueron aplausos, tetas dulcísimas, películas
porno narradas a la segura cortina de los versos, sierras,
madera inane, 
clavos ardiendo...

Corra, pues, el vino, 
reclame la vid atormentada sus territorios defraudados, 
su última vendimia de otoños y farsantes, yo mismo, tú mismo,
abra el doom metal sus compuertas e inunde tanta escoria,
ondee el pendón del amor en mitad de estos derroteros,
de estos pírricos celemines cubiertos de noche
y de mentira, señoree la mar frígida sobre los faluchos
donde claman
los poetastros.

 
 



 

domingo, 12 de octubre de 2014

Sé que es triste.

Ahora lo entiendo todo.
Se trataba solamente de decirlo,
de escribir del amor y de sus caños líberes,
del hueco de los hombros al costado de las camas,
se trataba simplemente
de sentir ese dulzor que esperaba a los pliegues de la carne,
de morar en los cobijos del lazo y la almohada.

Pero no sé por qué.
Por qué a mí, por qué yo, quién
me señaló para singlar el miedo sin zapatos.
Cuándo espesó esta boria que me ha quebrado el mástil,
qué me ha dejado dueño de estas calas vacías, de tantos
acertijos sin otra solución
que los inviernos, y dónde coño
está hoy el guerrero que defendía su fe, y dónde
yacen descosidas sus banderas.

Quería pediros perdón, pero esto está pasando.
Soy un enfermo sin traje de aislamiento.
Infeccioso como el negro bastardo de estas lunas menguantes,
pírrico en sus labios vagabundos, el último precio vil
del sucio comercio del dolor y la locura.

No tiene sentido, no.
Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento.







martes, 7 de octubre de 2014

El viento.

El viento tiene un solo nombre,
sin el don de la palabra se nomina de acuerdo a nuestra sed,
anuncia la inevitable derrota y circula por las últimas herrumbres,
el viento ya adelanta aquello que debe ser púa y silencio.

El viento está ululando entre las húmedas campanas del otoño,
los fastos del verano se han tornado grises soldadas melancólicas,
las amazonas de la espuma ya enfrían los cabellos de la mar,
el viento se pasa las brújulas por los cojones y nos mira a la cara,
será cuando él disponga, será cuando menos lo esperemos,
el viento vendrá, con su puño en las puertas del último cobijo,
asistirá a nuestros esponsales con la muerte, hará volar las lágrimas
de nuestros hijos, no hará distingos entre lo bello y lo estéril,
simplemente estallarán las cristaleras, de pronto habrá un grito en los misales,
el viento tiene un nombre y bien sabéis que no errará el golpe,
el viento tiene sólo un nombre y es, escuchadle,
el de todos vosotros.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Mar.

Quiero hablar de la mar,
quiero decir que puede que esa nostalgia sea nuestra única verdad,
que de lunes a viernes tengo migrañas de tierra,
zarpazos de dominios públicos, ahorcaduras de reloj penitente,
yo sólo quiero hablar de la mar, de su completud, de su impertérrito
presenciar las estantiguas de estos sexos paranoides
con los que nos nombramos.

Sí, el sábado a la tarde cae la mar como una maza de agua ácida,
nos damos cuenta de que hemos enumerado los pecados del prójimo,
nos dividimos en los restaurantes esnobs por la estirpe del bolsillo,
mas el sábado a la noche la mar se adorna de tules y reparte las hostias
por igual.
Yo quiero hablar de la mar, yo quiero recordar que la tela que vestimos
no nos esconde, que una sonrisa es peligrosa como un ramo de mierda,
que tras las persianas están apostados los cuerpos inútiles de los fieles a Dios,
que el Mal tiene el coño depilado y va al gimnasio a moldear su abdomen de machote,
que el consuelo del vino llegó demasiado tarde.



Los faros están vomitando haces incapaces contra el tiempo,
nadie saca los clavos a los maderos a los que nos clavamos
las almas llevan su contabilidad paralela y muñen su gran estafa,
sólo quiero decir que a la mar habremos de rendir nuestras cuentas,
que las togas ahogadas no conocen del principio de oportunidad...

Decidme al menos si aún tenéis miedo,
si sabéis ya quién es vuestro más fiel enemigo,
yo quiero hablar de la mar y recordar que la mentira es nuestra primera derivada,
ensalzar el galipote que tizna por igual al sabio cobarde
y al imbécil del poeta.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Enemigo.


Soy mi más bizarro enemigo,
me administro las hostias tras el miedo al fracaso,
el magre ignora el dolor del que tiene que ser mejor,
el asno habla por las bocas fecales del alma.

Quizás no esté solo en este callado frenopático.
Puede que vosotros sepáis que cada día es una estúpida justa.
Cotas de mallas, escudos nobiliarios, títulos oficiales,
para qué, por qué, quién ha construido este teatro de acusicas
y zarpas de honestidad tras las bambalinas.


martes, 26 de agosto de 2014

La Galera.

Hoy he nadado a La Galera,
Isidoro en los veinte pescó a su sotavento,
Andrés en los treinta besó a Cornelia a su sombra,
mar de Lebeche calma para Isidoro
en los cincuenta al bucear en su cueva,
Andrés mozo en los ochenta la miraba,
oía su voz al olear, su largo pesar salino,
Isidoro en los dos mil se arrojó al mar desde sus saltos.

Todo esto ha sucedido.
La Galera seguirá al pasar de nuestros espectros.
Sigo siendo ese mozo que no entendía el porqué y el adiós.
Hoy os recuerdo, hoy sé que os tengo,
et de profundis clamati.
Dónde, dónde habéis ido.

lunes, 25 de agosto de 2014

Pecados.

Se me antoja que debo padecer de la vista,
claramente las conchas no se están llenando de cadáveres,
ni los coños de las muchachas se echan las cartas para adivinar quién los lamerá,
después de las tardes el orto de la luna no debería producirme tanta desazón,
y es difícil colegir que detrás de agosto deban de rumiar los alacranes
(al menos necesariamente).

Todo esto conlleva una cierta misión de deshumanización,
resulta que yo soy sólo yo porque prefiero darme golpes en las ingles
antes que entrar a Misa Dominical a rezarle a ese que me hizo tan raro,
me abruma que mis congéneres se rían mientras sabemos que nos acabará comiendo el miedo,
y como resulta que no soy monógamo soy un montón de estiércol bienaventurado,
y como calzo largos pelos la gente me contempla con desconfianza,
debo pues ser un hippy pijo que vende ropajes orientales y gana un dineral,
o quizás un embajador de esas repúblicas de mierda del amor libre que siempre cobra tributos,
son tantas las preguntas que voy a dejar esto de la escritura 
(dirán tantos que con buen criterio)
para pasar a hacer tratados acerca de los vasos que zaherirán a las muñecas,
acerca de las muñecas que sorben líquidos seminales en las discotecas de neón,
en relación con los zahoríes togados que son tan ignorantes como para lapidar a los demás,
sobre las calas de la Nochebuena donde Jesucristo perdió el gorro mas no la inevitable soledad,
y callaré de una jodida vez y trataré de decirme que sólo soy fruto de la muerte en los palangres,
que querré a tantos como sepan darme un buen jetazo a tiempo y un empujón al tajo de la vida,
al fin y al cabo somos lo que callamos y nuestras ganaderías muestran cuernos abundantes,
ego te absolvo a peccatis tuis,
sí, egos encaramados, básculas que dictan las Normas de la beldad, rapaces trajeadas,
y cuántos capazos de temor hay en una sonrisa, y cuántos errores capitales
se acumulan en el sarro de las almas.






lunes, 18 de agosto de 2014

Taiji.

Mar de rojo.
De rojo sangre.
La imagen que no puede ser real.
Dicen que no hay gentuza tan grande en este mundo,
decís que de algo han de comer vuestros hijos.
Pero ahí están las lanzas, los machetes, los arpones,
la bahía de la muerte, los presos
de la costa, la saña y el indefenso, y sigue, cada año,
la matanza, sin otra excusa, de nuevo y pronto
la masacre del buen hermano azul
varado en vuestra alevosía, en nuestra vergüenza callada de pertenecer
a la misma especie.

Pescado a la mesa de los japoneses,
pescado fresco, de dolor reciente, del horror
como el mejor de los sabores.
Cetáceos con el rictus de la risa, niños que aplauden
en los espectáculos de los acuarios, predadores,
somos predadores sin piedad, los guardianes
de esas almas despiezadas en Taiji, aletas, vísceras,
y empieza septiembre con el bramar oceánico,
con los gritos de espanto de la playa y el réquiem
del verano, con el alarido anulado
de nuestra pasmosa indiferencia.

Qué más hemos de ver, qué más
nos diréis que es un suceso inevitable,
quién más morirá destripado en esas playas,
soldados desconocidos de vuestra puta guerra, quién más,
cuántas veces más, hasta teñir
de  razón
a esta omnívora cúspide del espanto
y la cadena alimenticia.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Barquichuelas.

Hay delante mar de Lebeche,
hay dentro costras queloides,
ropas usadas, años pasados,
no entiendo dónde estuvo el error pero este no era el lugar,
ni esta voz remanente era lo esperado, ni estos calendarios
iban a controlar los pocos pasos que ya pudiera dar.
Y está delante el mismo Lebeche, esquizofrénico
contra las mismas rocas.

Miro la pantalla y no puedo decir otra cosa,
este no era el momento, este no iba a ser yo,
antes la ilusión nadaba cada día hasta la Isla del Mero,
antes la luna de agosto rielaba tras el rolar de los vientos,
no luché por esta escena, no viví para este maldito
CONFORMISMO,
para añorar esas extintas barbacoas, para sucumbir a lo evidente,
a que nada hemos podido cambiar y a las pupilas dilatadas
como último refugio
de nuestras barquichuelas
decadentes.



miércoles, 6 de agosto de 2014

Marillion.

Seis meses tenías,
alguien te dejó tirado en la puta calle, y dicen
que molestabas a los vecinos,
dos años fue tu condena en el Centro de Zoonosis,
entre el olor a Zotal y a muerte, en esa jaula
con otros siete animales hacinados al azar de las visitas
caprichosas.

Hoy iluminas el sol que me alumbra por las mañanas,
hoy mordisqueas mis pies en la cama y das sentido al trabajo
en mi salón, hoy señoreas la noche y tienes nombre de viento,
de felino acechando a las culebras, de fidelidad que apabulla
al sentido humano de las palabras,
eres cadena rota, eres el maullido contra el silencio, eres
la razón de que hable solo, el motivo
de que entre estos muros haya brotado la sonrisa.


Te nominé en honor a una música extinta, y dicen
mis hijos que solfeas con tu largo rabo
el verbo agradecer,
mas yo sé quién debe dar las gracias, sé
que has llenado de pelos mis camisetas negras y de calor
las mazmorras de las almas ancladas
a la mar, como tú, abandonada.

domingo, 3 de agosto de 2014

Acantilado y cincuenta.

No te engañe el Lebeche, no,
bramando tras el acantilado, décadas sin número,
rabiando sobre las olas contra la carne de los niños,
no te equivoques, no lo hagas,
esta piel ya no es la que adobaba el sol,
estas melenas ya comienzan al otro lado del olvido,
mareas, alcuzas secas, balcones al vendaval,
no te está hablando a ti, le habla a los nómadas del nuevo tiempo,
a los que saben de sobra que eres viejo y que llegó la época
siempre traicionera
de las guitarras y las noches de luna empapada.

No añores el Levante, no lo hagas,
las piedras de las calas desplazadas por las prisas
de esa mar horrorizada por las lemurias de septiembre,
nada esperes,
pescadores ahogados saben de los faluchos por los que singla la muerte,
redes de arrastre y las presas que hoy tienen nombres y apellidos,
no ansíes el Levante, nunca fue nuestro,
piensa en el antes y atérrate al después, comprende
de la insignificancia del instante, de la impertinencia del existir,
quema incienso a los únicos dioses que siempre
te han devuelto su desdén misericorde,
reza tu plegaria pelágica a la segura canción postrera
de los vientos.




miércoles, 23 de julio de 2014

Pasados.

Debió haber un tiempo en que éramos algo más,
una época en que no estuviéramos siempre
siendo medidos,
catalogados,
indagados,
dulces momentos en que pudiéramos ser nosotros sin otro temor
que el quemar de las heridas, que el riesgo de la honestidad,
debimos ser jóvenes y acaso debimos ser hermosos.

Y cómo hacer que esas arenas arriben a esta costa de los muertos,
que Las Negras vuelvan a ver tetas y pijos entre sus calas hippiosas,
cuándo aceptaremos que no somos tan de puta madre como nos dijeron,
cómo sonreiremos al comprobar que el mayor pecado
fue el de nuestro propio olvido.

No soporto esta estructura de la gran mentira, quiero
volver atrás, a los castillos sin mazmorras, a los lares sin cimientos.
No me ayuda la autocomplacencia.
Me hacen daño los halagos y esas taimadas cartas 
de presentación.
Quiero empezar sin un nombre, sin un lugar el que aspirar,
sin otra arma que las manos ya arrugadas y el corazón cicatricial
pero aún vivo.

jueves, 17 de julio de 2014

Mentir.

Hoy he degustado la palabra miedo.
Hoy he declinado el verbo mentir.
Sé que todos lo hacemos tras estas barandillas del dolor.
Sé que todos nos daremos la espalda algún día.

La soledad es esencia de caminos sin salida, de cruces
de vía muerta y tren descarrillado, el silencio es urdimbre
de brazos de macramé deshilachado, de tactos que asquean a los cirros
de la noche, de penes que no debieron penetrar los barracones
vacíos hasta de la ausencia, de tarjetas de crédito que compran
lacónicas
un trozo de tiempo en medio de ninguna parte.

No me importa admitirlo, he sido yo.
Yo el que ha tensado las cuerdas del violín de los suicidas.
Yo el que ha destrozado los sujetadores en el balcón de lo prohibido.
Yo el que blandió el alfange que atravesó al amigo.
Nada de lo que dije fue cierto, nada
salvo que las metamorfosis del horror son certeras, que es fácil
levar el ancla enfermiza y abandonar el puerto de la comodidad
judeocristiana.

martes, 15 de julio de 2014

Liras.

De cómo soy no puedo hallar explicación.
Sé que no soy lira, pero me sé clavo,
púa, daga, hostia,
me sé obscuro como los nombres de Legión,
prefiero potar con Sartre que cantar con Jodorowsky,
y hace tiempo que conozco que Dios nos desertó
y que "te quiero" ha pasado a no significar
absolutamente nada.

A nadie he de agradar con mis sucios cantos.
Nadie comprenderá por qué me afirmo en la senda de la errata,
por qué mi luna es roja y mi mar temible y mi cama una roza
vieja y abierta,
y hay noches de estío en que sé que estoy de más,
hay vacíos en las botellas de cerveza que no llenan las risas,
la luz insiste en instalarse sobre la paz de los campos y los poetas
maceran en mentiras los amargos licores de la hermosura,
pero esta tarde yo valoro la invalidez de esta niña de veinte años
que no comprende aún cómo acabó con su carne retorcida sobre la carretera del verano,
y hay un clamar de todos los números, y el dolor se me antoja una cuenta de alfileres,
y estoy solo frente al baremo de la miseria y de las fracturas lumbares.

Miro por estos ojos y las banderas se vuelven astas.
Me dicen que los grandes hombres han conseguido el equilibrio.
Y dónde mi saciedad, dónde al fin bajaré los brazos,
dónde el verso que troque en alegría toda esta angustia,
cuándo una vida sin columnas de osteosíntesis y una noche
sin el terror
al día siguiente.



lunes, 30 de junio de 2014

A salvo.

Estoy a salvo.
Los mandos del televisor y del DVD me protegen
a la noche.
Los procedimientos penales mantienen mi mente ocupada
en lo accesorio.
No tengo porqué pensar.
No tendré que analizar que esta tarde el cielo por fin abrió su tristeza.
La rambla de aguas lodosas se llevará otro trozo de mi tiempo,
nada pasará, nada se atreverá a ser novedoso.
Y yo estoy a salvo.
La botella de Coca-Cola me alimenta, los "Paradise Lost" siguen sonando,
demostrando que estuvimos hechos para la obscuridad.
Las lámparas se encienden, el odio por mí mismo equivoca sus llaves,
llegará pronto la uva para colmar las copas de poderosas razones.
Nada he de temer.
He pagado mi hipoteca y estos muros aún sostienen la farsa

Cazón.

Sé bien
que un plato de cazón en adobo puede ser el todo,
el mundo dispuesto en los barriles de "El Pinchoso", cuando
el sol abarca el anchurón de los brazos, y tus ojos de terciopelo
dudan de quién es a quien hoy tienes delante,
sé bien que a eso se limita el vivir,
que el viento nunca ha espantado a los pantanales,
y lo sé porque hay un trazo de pintura verde en los esquifes,
porque el llorar puede ser el abridero de las almas,
porque hoy empieza el resto de este dudar y tropezar,
porque a la tarde los bancos de calamar celebran sus autos de fe,
porque hoy mis relapsos pasos serán sentenciados a las Normas
del setenta veces siete
y de esta marea que, por fin, a veces,
cesa

NO ME RECONOZCO.

No me reconozco.
Mis venas cada vez más marcadas, mis arrugas señoreando
estas músicas que son el último tratado contra la depresión,
han pasado los años y sólo he anhelado lo que no tenía,
han pasado lustros de miedo, de rencor ante las inevitables sanciones,
los colapsos de la vida cuando caen las hojas de la tarde, disimula,
disimula,
este día será como tantos otros y tus amigos te han desertado
a tu solo ejemplo.

Llenemos nuestros anaqueles de souvenirs, de libros que saqueamos,
cerremos las cortinas antes de que la noche nos vea en estas desnudas
realidades, la piel caída de Newton y la pira en la que aún no ardemos,
todo se andará, la parca no nos olvidará, los cementerios perderán las cruces,
sigo cagándome en Dios por su macabra broma,
y no muevo estas costumbres que me llevarán a la gloria.




No importa.

No importa, de veras, no importa.
El verano viene pariendo tanto dolor, se tumba sobre los andrajos
de tanto pasado pleno de tatuajes olvidados,
el estío nuevo se bate esta tarde en truenos, y mientras
la vida de los otros sigue ocurriendo, los "IQ" celebran
su amplia minoría, su derrota sinfónica que pocos seguirán,
y por fin lo aceptas, gritas
que vencer es ceder, que todo era grande
antes de la época de las piscinas,
que tantos temarios y tantos procesamientos no han ayudado,
y no, no tiene importancia,
contar de nuevo hacia atrás y apartar de las manos los alfanjes,
saltar sobre las lozas del amor y tirar la báscula por la puta ventana,
retornar a Cabo de Palos y llorar ante las persianas echadas,
todo puede volver pues todo lo has perdido, meticuloso como dicen
has sido en la destrucción de todo lo que trajera alguna luz,
siquiera
el último y tardío fulgir de las cuadernas al sol que se oculta.
No es el final, Andrés, no lo es.
Dios no existe y sin embargo su bondad aún nos dará nuevos días
sobre los que volver a sembrar y equivocarnos.

sábado, 21 de junio de 2014

Mudra.

Algo ha salido mal respecto a lo previsto.
En mis camisetas encuentras la estrella de Baphomet,
los sábados por la mañana me sorprenden escuchando a Black Sabbath,
su doom metal aparece como la última verdad de esta trama,
miro la cara a los cantantes muertos y se me antojan seres tan dulces,
algo se ha quebrado en estos desvíos secos del derrotero inicial.

Creo que fue cuando comprobé el significado real
de términos tan respetables como mérito y capacidad,
creo que fue cuando a mi amigo le quitó aquel político los frutos de su esfuerzo,
sí, aquella tarde en que llamó el gran jodedor para decirnos que éramos magníficos,
que debíamos seguir partiéndonos la polla en la vanguardia,
creo que fue cuando supe que este baluarte lo habían construido los hombres
y que todo se terminaría cayendo.

Mientras tanto, sigamos haciendo daño a los nuestros.
Todavía tenemos a quien nos ama y podemos tratarle como una mierda.
Todo lo que otrora perdonamos nos lo acabaremos cobrando.
Y los psicólogos asertan que esta visión sesgada es obra de nuestra debilidad, 
de nuestra consciente y egoísta senda, de nuestra fácil huida hacia la desmotivación.
Y digo yo que qúe coño sabrá nadie del dolor que se hace fuerte 
tras las cristaleras.

De nuevo y de nuevo, querido Iommi.
El nuevo mudra ha de ser, por fuerza, el auténtico.
El dedo medio extendido y mirarnos, fijamente,
al espejo.

Venid.

Venid.
Prometo ocultaros la verdad.
Seremos amigos al sur envenenado,
al caer de las bragas sin un solo beso.
No cabrá ni la muerte en los aljibes, nunca al albor 
os arrepentiréis

Before the rain.

Esto que siento escuchándoos...

La verdad es sustractora, 
la presencia es de hoy y sólo de hoy,
un día menos, siempre un día menos,
y qué hacer por asiros, qué pinzas apretar contra vuestro vuelo,
cómo os nominaré, cómo haré por recordaros cuando todo se haya ido,
qué llanto de bajo y guitarra doom, qué lamento de última sirena...

Lo habéis entendido mejor que nadie.
Antes de la lluvia estuvo el petricor, tras la avalancha
sólo la desolación.
Qué hacer para que nunca os vayáis,
cómo lograr que siempre sea domingo,
cómo alejar a la jodida muerte que dices que da sentido a todo esto.


sábado, 14 de junio de 2014

Esclavismos.

De nuevo se repite la regla del mercado.
Tienes siete kebabs y esclavizas a los tuyos,
a tus hermanos venidos desde la polvorienta Asia.
En este mundo mejor, en estos turnos de catorce horas,
de siete días a la semana a cambio de comida y un rincón para dormir,
pero no nos equivoquemos, estos no son tus empleados,
la Inspección de Trabajo sólo te encuentra a ti dado de alta,
estos están allí como tantos paisanos, les ha traído un cliente
para tomar esas jodidas tortitas
que repartes con carne cortada al rito de Mahoma y coca-colas sin que siquiera
se te caiga la cara de vergüenza,
y es que tú nunca emplearías a gentes ilegalmente,
lo que hicieron contigo no lo repetirías a los tuyos.

Por eso cuando el cuchillo corta la mano ha sido un accidente doméstico,
la Seguridad Social es un invento de apoltronados occidentales,
y hay que sonreír aunque tanta mierda se oculte entre los dientes,
por ello si el negocio va mal todo el mundo va a la puta calle,
a pedir por vigilar los coches de los ricos,
les dijiste que este era el paraíso de las oportunidades, el lugar donde empezar,
y ahora tus valientes les parten la cara si a alguno se le ocurre mentar la palabra salario,
y las noches y los festivos saludan vuestra permanente apertura con ojos vidriosos,
que estas pieles paquistaníes no conocen del llorar, que son peores
el desierto y los coches-bomba, que eres el papá grande y generoso que les das ropas
y les dejas comer de tus migajas.

Años trabajando y al final sólo las nóminas del odio,
prometiste esos contratos con los que se alcanzarían los documentos oficiales,
ahora vendes a tres mil euros el poder aspirar a poner la jeta en un NIE,
son estos asquerosos españoles que no entienden del éxito del empresario,
y aunque el juez te cierre los negocios siempre tendrás testaferros aterrados,
y yo no creo que Alá te vaya a llevar con sus setenta huríes aunque pises las mezquitas,
aunque sí estoy seguro que te has ganado a pulso, día tras día, Kebab a Kebab,
el título que da nombre y habilita al siempre digno ser humano.

Domingo.

No tengas miedo.
El domingo vuelve aunque la baraja sea de espadas.
La mar no se irá ni siquiera al caer de tu tiempo.
Es el Día del Señor aunque el Buen Amo haya muerto.

Sal de donde estés y di tus nombres propios.
Hoy reiremos y seremos sombras de nosotros mismos.
Ten fe, ya es tiempo de velar al invierno en sus plazas.
Sé sed, sé piel a gangrena abierta, sé verso sin heridas,
sé mentira aunque las mentiras duelan.

jueves, 5 de junio de 2014

Putas.

El negocio parece bastante sencillo.
Les cobras a esas pobres chicas dos euros por quince minutos de cama.
Si se exceden en el servicio, la sanción es de cinco euros.
Ellas se quedan con el resto y con todo el asco, tú simplemente
eres un jodido empresario y has alquilado un piso en el Barrio del Carmen.

En tu libreta de anotaciones hay más de veinte nombres de mujeres,
más de veinte tumbas abiertas a las pollas de la gentuza más despreciable,
vas anotando sus oprobios diarios, sus enlaces de novia negra en tus malditas páginas,
y a fin de cuentas luego lo podrás negar todo porque te dirán que tienes derecho
a mentir.

Yo no entiendo una parte de todo esto.
No acabo de comprender cómo te acuestas por la noche y no revientas.
Hay algo extraño en tu serenidad mientras te aferras contra lo evidente,
tu tranquilidad de bigardo que sabe dónde están y quiénes con sus hijos,
tu seguridad en que nadie se irá de la lengua o perderá
algo más que la vida que ya se les fue, algo más que sus noches de parásitos sociales
y de hombres que merecen ser colgados por los mismísimos cojones.

No lo puedo concebir.
Esa calaña que se ha repartido siete veces hoy a Hafiza,
esa sinfonía de condones moribundos que les cobras y consigues de la Cruz Roja,
ese agarrar los pechos y apretar las ingles en el último estertor,
quién es más cabrón, tú o quienes te pagan la farlopa,
no me entra en la cabeza que se esté violando a las gentes que no tienen otro camino,
que en las Rondas de Murcia la publicidad imperante sea la de los prostíbulos,
que nunca hagamos nada y nos riamos cuando hablamos de las putas,
lo veo diariamente y creo que los alacranes son bondadosos,
que la escoria que somos tiene tantas capas como las cebollas secas
que ya no lloran de tanto haberlo hecho.

Será que me estoy haciendo viejo.
Será que el dolor tiene forma forma de mujer y voz de seda rasgada, será
que el abandono tiene documentos de identidad extranjeros
y carne macerada al bendito sol de España,
será que somos unos hijos de puta bien occidentalizados.
Tiene que ser eso, sí, y es horrible
que no exista Dios para meteros por el culo un bate de béisbol por toda la merecida
eternidad.

martes, 3 de junio de 2014

Últimamente.

Últimamente me duele.
Escribo y compruebo que me vive algo deforme,
algo horrible que depreda en las reglas de medir,
lo que no sé explicar y rasga la palabra miedo.

Intento hablar de la mar, de los jirones de la lluvia.
Pero hace un tiempo que todo el verbo es ceniza, que la cima
del éxito tiene cadáveres sin enterrar,
que valoro mi dolor por la cuenta del "me gusta",
que añoro que vuestra opinión me importe un pijo.

Puede que simplemente ya os lo haya dicho todo.
Puede que, al fin y al cabo, esté muriendo en esta estulta lucha
contra mis propias curias negras.
Las amuras de mis naves como flancos indefensos.
A quién le importa, joder, a quién le importa.

jueves, 29 de mayo de 2014

Esencias del mercado.

Yo no quería ser mejor que tú.
En realidad, yo deseaba romper los instrumentos de medida.
Pero hoy hay nuevas reglas y los versos cuestan dinero.
Los corazones se han poblado de alambradas de espino, las viejas canciones
no resisten esta metamorfosis del alma que sólo lo quiere todo,
que ahora no se conforma con el sueño.

Me aterran el futuro y sus naves despobladas, esta deriva hacia los coños
desacostumbrados, este torpor de los miembros que aún se aferran.
Nos exigirán lo que no podremos dar.
Nos sentiremos obligados a demostrárselo,
a probar que podemos ser así de despreciables, y las lunas de verano
no serán suficientes, y no será tiempo para la piedad que enlentece,
hay que golpear feroz, agrio, ser el primero de los coyotes de la nueva época,
uñas como cuchillos y dientes como escorpiones, romped,
rasgad, lamer el cáliz de las bondadosas yugulares,
tragar la avalancha de las hendidas y agolpadas espermátidas.

Nos dirán que no podemos ser menos que monstruos.
Las tumbas aguardan a los duendes de las últimas lluvias, y siempre será abril,
canteros de epitafios sobre el dolor de los otros, rostros rígidos
que no aguardarán a las hijastras que nos follamos tras las series televisivas.
No será cuestión de razas, los enfermos seremos secuenciados,
los prospectos advertirán de que el amor puede ser un terrible efecto secundario,
la eficacia será la bandera de la revolución, y tendremos miedo,
hay rosas negras que definen los nombres del silencio, tomaremos café al mediodía
mientras nos importamos poco menos que un carajo, y qué,
y qué, si ya murió el amigo víctima del olvido y del deber,
si los pasos no traerán más huella que la arena enrojecida,
si el robín y la sarna se han hecho con las cerraduras que otrora velábamos.

Yo no quería ser mejor que nadie.
Hoy, adversativo, compito hasta conmigo mismo.
Yo quería ser el loco que sostuviera la rentabilidad de las cloacas.
Me decís hoy que ya no es tiempo de vestir escudos de derrota.
Nadie nos levantará al final, y aún desahuciados nos valdrá el orgullo, negaremos
nuestras culpas, seguiremos escupiendo al estupor
de nuestros hermanos
repudiados,
la declinación del siete ordenando nuestros pecados capitales.




.

Nocturno.

Tu ausencia me sabe como a Onán,/
al vade retro de la noche terminal,/
al carnaval del miedo con máscara de cierzo,/
tu distancia es la tonsura de mis frailes descuidados.//

Sábanas nuevas aciertan con la piel,/
tu lejanía es la inundación de las aguas guarras,/
carillones que conocen del compás de lo prohibido,/
es tu marcha la corona de tanta virgen muda,/
desflorada.

miércoles, 28 de mayo de 2014

En tu ausencia.

Eres mucho más que la sonrisa y el acceso a la carne regalada.
Están en ti esas máculas que ha dejado este transcurso,
las sendas de tus ojos que se pueblan de desiertos secos, las lágrimas
que callas cuando te encoges en esa cama de este otro,
sé que en tu espera a las tardes hay un aluvión de manos repartidas,
y esa, esa es mi fortaleza.

No me sería posible todo esto sin tu ayuda.
No podría engendrar verso alguno sin saberte.
Camparía por los acantilados,
vería los geométricos traseros que no ha poblado mi lengua,
la noche traería sin duda otros consuelos
pero hay sublevaciones de árbol y viento que nada perdonarían,
y es que has enamorado a todo este alrededor y a ratos, creo saberlo,
has poblado las estancias vacuas de las moradas que abandoné.

Los poemas de amor no son lo mío.
Prefiero hablar de que no me conformo con la vida.
Quiero decirle a Dios que todo esto ha sido una gran putada.
Gritar, chillar, tirarme de estos putos pelos que han sido mi última cruzada.
Pero para ladrar hay que tener algo más que un auditorio,
y este perro ha hallado la caricia en el templo caprichoso
de la seripendia.

Gime Cronos como caen los meses, en este
sabor de tantos al mármol terminal, en estos anales abiertos
de la depresión.
No sé si estos responsos sonarán a muerto o a comienzo.
Pero hoy te creo, y en las losas del doom metal has labrado a dedo y diente
la cólera de tus extraños epitafios, de la nieve aventada del aún,
del aleteo vampírico de la resurrección.



miércoles, 21 de mayo de 2014

Inútil.

Si nada tienes que escribir, no lo hagas.
Si el sentir siempre es negro y si la mar no es consuelo, calla.
Ser feliz con lo que se tiene es el axioma de tantos idiotas.
Si el calendario está pleno de sabañones, al menos no vuelvas.

Del anzuelo siempre quedan los recuerdos, siempre.
Mordimos la carnaza cuando empezamos a creernos algo,
hoy nos toca aceptar que somos morralla de roqueo.
Los pescadores de la tarde que agoniza ya no te ansían en sus lonjas.

Mas si no has de ser feliz, al menos grita.
La rebeldía es inútil, pero también lo es el verso.


Sin ti.

No soy lo que esperabas de mí.
La niebla anega estos campos otrora luminosos.
La vida va vertiendo sus putadas, y caen telones negros.
Pero sé que te quiero en ese lugar donde no llega la razón.

Pedirte que me esperes entre tanta anexión de lo obscuro.
Las habitaciones sólo tendrían gatos maullando tu ausencia.
El heavy metal sabría a réquiem, el vino sería sólo vino y filo.
Aún la risa es en tu derredor, aún tu tiempo es mi mascarón de proa.

No quiero ser imparcial.
La poesía se me agota sin mi dosis de dolor, y qué me importa.
Sin ti sé que todo me rimaría con gilipollas

miércoles, 14 de mayo de 2014

Leyes.

Me seco y me aferro a mi último eslabón,
esta cadena que arrastro tiene nombres del pasado,
el derecho al olvido es otra chorrada de los leguleyos,
somos reos con los grilletes del dolor infligido,
señores de un dominio de sales heridas.

Hemos hecho el mal, y nos atrevemos a reírnos.
A pedradas de rabia hemos dominado al hermano.
Ya no sé escribir de la dulzura, de los párpados de llanto sanador,
los ojos ciegos a la belleza.
Qué me pasa, cuándo lo entendí, por qué la lucidez llegó tan tarde,
por qué me arrepiento de tantas hostias como os habéis merecido.


Erratas.

¿Cuál es el perímetro de nuestra valía?
¿Dónde acaba lo que quieren que seamos?
¿Cuándo una hora escasa para mirar al cielo, cuándo
el enojoso trámite de analizar las brújulas
e incluso corregirlas?

Nos no pedimos que esta saja de dentro no parara de sangrar.
Dice mi amada que está hasta el coño de este claudicar,
de este saberse derrotado y cagarse en Dios y rabiar a los relojes.
Yo sólo sé que el dolor es ese corte que nunca nos cosieron.

Sí, la guitarra eléctrica ha desgranado los apellidos de la soledad.
Sí, fuimos monos sucios que sólo quisimos encularnos y poder contarlo.
Hoy las farolas del verano siguen alumbrando las plazas vacías.
Mayo se equivoca en sus tormentas y Javier Krahe ya luce muecas de hastío.

Contra la enfermedad del alma no valdrá alquimia alguna.
La salida de los astros no cesará, y habremos de aceptarnos.
Patear el polvo de barrios anochecidos y esperar nuestro momento.
El de admitir que no son incontables las mareas que aún nos quedan.
El de no guardar rencor y afirmar que no siempre nos equivocamos.


jueves, 8 de mayo de 2014

Perdiendo el tiempo.

Me han dicho que si escribo estoy perdiendo el tiempo./
La poesía es el arte de engañarse a uno mismo./
Me aseguran que en la lírica desatiendo mis obligaciones./
Mas sólo me creo útil cuando me expongo al ridículo./

Se esperan de mí doctas sentencias, justos autos./
Han pasado años y los he contado por miles./
Hoy mis dedos cansados saben que mucho ha sido en balde./
Los vientos han seguido hendiendo la mar y los faros no me han esperado./

Inútiles calendarios frente a quien nada puedes./
La fama es el degolladero de los hombres libres./
Hoy cumpliré conmigo para servir a todos./
Las armas blancas conocen del manar de nuestras noches./

Mis hijos fueron niños con un padre al teclado./
Y aún no entiendo bien cómo brindan su perdón./
Besos que no te di y que ahora llegan tarde./
O quizás aún es momento para abrir puertas ansiadas, las alacenas/
repletas del ahora y el todavía./


Crotal.

Sólo esas dos ovejas han tenido el privilegio,
salieron del maletero del coche que robaste y nadie sabe de quién son,
orgullosas en el cuartel de la Guardia Civil sin nadie que las esquile,
sólo esas dos ovejas, plenas, en la ausencia de los crotales.

Me temo que tú y yo no podremos decir lo mismo.
Todos estamos inventariados y somos de sobra conocidos,
tú eres toda una eminencia en el Registro de Penados y Rebeldes,
en el Barrio de la Fama te conocen y te fían el caballo,
y los dos tenemos nuestros registros en la bendita Agencia Tributaria,
y carnés de identidad de este Estado que todo lo hace por nosotros,
yo con mi corbata y tú con tu ganzúa, somos gentes de las que se espera algo,
esclavos de nuestras glorias pasadas y labradores sin azadas de nuestro provenir,
mano a mano cavando en la tierra ese agujero que habrá de recogernos.

Los bancos saben de nuestras solvencias y yo pago religiosamente mi hipoteca,
la financiera de Toyota me visita mes a mes y Telefónica  me felicita el cumpleaños,
todas las tardes tú buscas qué palo dar para seguir tirando mientras yo dispongo
de las leyes del pecado humano, de los pasos que dar en pos del orden público,
y somos jodidas pavesas en medio de esta hoguera del por qué y del cuándo,
y nos han marcado mil veces como a la res que debe su ser a su ganadería,
crotales, argollas, tarjetas sin crédito y tarjetas de visita, todo se nos irá a la mierda,
a la mierda,
miro esas dos ovejas y sé que pacerán donde les dé la gana,
la leche y el abrigo no les hacen indagar sus motivos,
Dios no las ha dispuesto con habilidades sociales ni les importa el porqué,
su mundo se limita a ellas mismas y no temen a la muerte,
quién, quién ha salido ganando en el órdago de la evolución,
tú y yo valemos lo que podamos pagar y al final seremos prontamente sustituidos,
como todos, como todos los ciudadanos libres de este Reino soberano,
iguales en obligaciones, consumidores necesarios, queridos por los nuestros,
señores de nuestra mordaza y fieles senderistas
del camino que otros nos han elegido.



martes, 6 de mayo de 2014

Diré que no.

No me vas a domeñar.
Tus hidras no llegarán (al menos hoy) a mis costas.
La luna saldrá, y con la noche vendrá el olvido de los vinos.
La edad adulta se antojará una dolida recidiva.

Tantos años descubriendo la teleología de la angustia.
El juego terminará pero no voy a cambiar, del espanto, ni un nombre.
Sea yo, pues, el que se ría mientras me invade la suerte.
No podrás conmigo, tristeza, no seré yo el que llore al graznar
de esos tus hijos de puta y ácimos violines.

jueves, 1 de mayo de 2014

Trufo.

Hoy quiero creer en Dios, aunque no toque.
Se ha muerto el perro de mis hijos, mi Trufo, hoy
quiero creer en el Dios de los perros, porque todo es horror.

Dímelo tú, Loli, miénteme...
No somos capaces de ver todas las esferas de la realidad,
nuestra mente se acostumbra evolutivamente a nuestras necesidades,
existen presencias,
hay otras luces y vistas,
yo quiero estar borracho, mi Trufo se ha muerto, se ha muerto
con dos añitos, era un niño, era un cándido blasón de miradas y colas repartidas,
hoy quiero creer en Dios, me importa un pijo el bing-bang, me la suda la verdad,
quiero un lugar para mi Trufo, quiero que esté allá,
yo mismo quiero ir allí, quiero morrearle en su despliegue de amor desprendido,
no me conformo con su cajita cerrada debajo de la casa de mis hijos,
no me conforme con cavar este hoyo y que se lo coman las hormigas,
he visto su cuerpo insepulto media larga hora con mis hijos llorando,
y una puta garrapata que le quitaron se lo ha llevado a la muerte,
a la jodida muerte,
jodido final de todos nos, pero Dios tiene a Trufo a su diestra,
Jesucristo era un tío grande pero dudó, y mi Trufo no,
mi Trufo exhaló tras semanas de calvario, y pensaba en los suyos,
y la cercanía de los suyos era su única arma,
y los veterinarios lo dijeron, no podíamos estar allí,
estábamos lejos de esa clínica donde la trataron de salvar la vida,
no podíamos presenciar su postrera transfusión de sangre,
Trufo tenía dos añitos y no se podía morir,
y por qué sigo yo vivo a mis cuarenta y seis, quién coño soy yo,
yo condeno a los demás y Trufo siempre les amó,
Trufo existe mientras lloro sobre su alfombra,
Trufo victorioso tras las putas bacterias,
Trufo alegre ahora que no le tengo, Trufo que me cuida en las sentinas del Juzgado,
hoy, hoy, hoy, hoy, hoy quiero creer en Dios,
no hay para los humanos esperanza,
sólo hay Dios para los perros, para los inmáculos animales,
hijos que lloran y padre que llora,
os pido, por Dios, que le hagáis un hueco en vuestras vidas,
os pido que le abramos la puerta de su eternidad,
nadie debe morir con sólo dos años,
nadie, cabrón de Dios, tienes derecho a llevarte,
nadie merece tu daga traidora, nadie es tributario de tu camino encendido,
te odio, te odio, te odio,
tienes que existir, tienes a mi Trufo, él te lame mientras dispones sobre nuestra mísera vida,
devuélvemelo, reyezuelo, devuélvemelo, hazle ladrar y salir de su hoyo
horadado en la tierra de la que siempre fue digno,
cavado a sabañón con la fuerza de la lágrima y del viento negro.


Hoy quiero creer en Dios, en aquel que se ha llevado a mi Trufo,
y tú me dices que es todo en balde,
que ese gran hijo de puta resulta que no existe...

Hoy he de creer en ti, Dios, y por mi sangre
que si no existes te labraré de arcilla sobre el pecho de aquel perro que siempre fue mi hijo.

lunes, 28 de abril de 2014

Imbéciles.

Hay días en que despierto y el reloj despuebla mi horizonte...

Sé de lo importante, sí, sé de lo terrible, 
sé que no vemos a nuestros padres y no reímos con nuestros hijos,
la representación teatral es una ópera bufa de maletines y corbatas,
la bambalina que cubra toda esta indecencia de trajes de postín,
los amigos desterrados a las llamadas trimestrales,
lo siento, cuánto lo siento, se escapan los meses como huye el viento
detrás de las olas a las que nunca alcanza.

Llegará el día de lamentar esta estúpida costumbre,
la arenga de los curas dijo que éramos "para siempre".
Horas perdidas trabajando en vez de abrazar a los que se irán.
Días empleados en condecoraciones,
medallas y logros que se fundirán con nuestros huesos.

Ver no es sinónimo de aprender.
Somos borregos guiados por un pastor insaciable,
y a ratos creo que soy yo mismo el que llama a su rebaño.
Imbécil, Andrés, eres imbécil,
los lobos del tiempo siempre juegan con ventaja.

 

jueves, 24 de abril de 2014

Gilipollas.

Dices que me debería haber acostumbrado.
Dices que todo esto es en realidad mi sola culpa.
La vida ha puesto un muro delante nuestro.
Sólo hay que decidir cómo saltarlo.

Terapeutas sabios están limando mi adentro.
Si todo es mentira habrá que mentir más,
en el mus de las falacias siempre órdago a la grande,
si se cae la justicia y se hacen pedazos los derechos qué culpa tendré yo,
fluir, fluir, no reducirme a este mirar con la palabra angustia,
dejar de hostiarme a coscorrones de sinsabor con estas pétreas paredes
de lo que no puede cambiar.

No seré yo el que niegue que campo por las marañas de la neurosis.
Terapeutas sabios saben que esto duele y que será ineficaz
               (ay, la maldita diosa infalible de la eficacia).
No quitaré la razón a quien me diga que yo sólo nada voy a conseguir.
Bien sabemos que a Don Quijote los molinos le metieron la lanza por el culo,
y consecuentemente habrá que relajar el esfínter.
Nada es perfecto, habrá que contentarse con esquivar la chapuza,
con achicar las aguas evidentes de estas chalupas
en que se han convertido a los cuarenta las vidas de los otros,
pero aún algo se me revuelve y me sabe a vómito vital,
a existencias al margen, a axiomas que de pronto se demuestran yermos,
y prefiero seguir sangrando por las brechas de la imperfección,
sabedor de que no me cabrá la mar en la concha y que de San Agustín estoy hasta los huevos,
a fin de cuentas y por las noches este loco siempre se acuesta consigo mismo,
y la lucha inútil es el último baluarte del gilipollas.


domingo, 20 de abril de 2014

Wim Mertens.

Cuando escucho el "After Virtue" de Wim Mertens
sé que ha llegado el momento de acallarse.
Las décadas no han pasado por sus notas,
ni la muerte ha de llegar a sus corcheas,
es domingo, la espiga se eleva, la noche se retarda,
y hubo un tiempo en que yo miraba la mar y era joven,
quería ser de ayuda y blandir mis espermátidas.

No quiero admitir que ahora me siento peor
pero títulos y tratamientos me han sabido a atardecer,
no tengo fe, no soy humilde, la caridad es un saco de espinas,
Wim Mertens ya no se escucha ni en los teatros ni en las cloacas,
y quiero ser el de antes, mirar el Talgo el sábado y creerme al otro lado,
cantar los tipos del Código Penal y pensar que todo tendría sentido,
llorar con "En lo Más Crudo del Crudo Invierno" y aullar a la luna
como sólo lo hizo Ozzy Osbourne.

Temo que algo falta en esta mixtura,
y últimamente envidio a los poetas sus tremendas palabras,
yo poco puedo añadir a la añoranza de esos viejos compasillos,
Wim Mertens ahora sabe a pasado, y el antes es un censo pleno de tachones,
un muñeco ataviado de capotes y monteras,
cinco Inter-Rails sobados con sus sellos orientales, la suiza
que me folló en Thurso sin yo saber ponerme un condón,
la carta que nunca llegó a Schenectady diciéndome "te quiero",
mi pelo creciendo contra las esperanzas de mi madre,
unas cuantas hostias en coche y un diente postizo.

Wim Mertnes cantaba a la virtud y los pescadores calaban sus redes a la noche,
yo lloraba al escuchar su sónica maldición contra el marfil de un piano,
llamaba por teléfono a tu casa y casi siempre colgaba,
el Maestral helaba las madrugadas de Cala Flores y yo me levantaba contra su ulular,
me pelé los cojones durante años frente a la Isla del Mero y aprobé las oposiciones,
Wim Mertens decidió hacernos añicos con su "Strategie de la Rupture",
y qué coño tiene un hombre sin armarios llenos de discos viejos
y de melancolía.

Filibustero.

Has sido tú.
Nadie coadyuvó al olvido.
Noche tras otra, filibustero.
En ti cobraste tu presa.

Mas hay camino.
Hito, cruce, esperma.
Dolor que no vence.
Horizonte, susurro, venda

viernes, 18 de abril de 2014

Dios.

De contar historia grises he aguado mis vinagretas.
Hoy quiero dar gracias al Dios en quien no creo.
Sé que es cierto que el cristal hiere y que la roca corta,
pero hay cielos y olas, y las cristalinas
doran sus cantos inofensivos contra las lajas calmas de la mar.

Quiero dar gracias por los meados del perro de mi jodido vecino,
cada mañana esparcidos en mi terraza sus orines fecundos,
dar gracias por esa oportunidad de descubrir el sol y los árboles de la rambla,
de regar mi suelo como el que limpia su conciencia,
quiero dar gracias por la mano y los labios que me rozan a la mañana,
quiero dar gracias por la sonrisa del vérito amigo, por el ritmo lento del doom metal,
sé que hay callejones sin salida, sé que hay estancias oficiales,
sé del dolor, sé del tiempo, sé de la muerte,
pero Dios ha dispuesto a mis hijos en orden ascendente,
la boria no pide permiso para instalarse entre los bajos,
la sal resbala por mi lengua al catar el frío de las calas,
y cuando enfermo mi regazo se puebla de animales tremendamente irracionales.

Sé que valemos el peso del llorar en nuestras tumbas,
pero qué hermoso, mientras, el lazo,
la carne que abrazamos, el bastón que no golpea,
quiero darte las gracias, quiero decirte que lo entiendo,
tanto de Tu fermento en mis raíces y todo Tu viento a mi espalda.


sábado, 12 de abril de 2014

Still Life.

Lo diré en sólo dos minutos,/
es un don vergonzante tener el pie sobre la arena,/
el pecho bajo el cielo y el clavo enrobinado del sol libertario,/
la vida se descuelga y nosotros con nuestros cencerros,/
la ola prosigue y no acertamos en su desalojo./

Y poder acompañar a la muerte en su retirada de cada hora,/
y ceder la mortaja a la mandrágora y a su cuerpo sepulto..../

Tener suerte es materia de idiotas, pero hoy estamos vivos,/
y casi podremos alcanzar una sonrisa,/
una tregua de ansiados silencios,/
el silbar de los alfanges contra la niebla de la rabia y el odio./

Sábado Santo.

Qué hermoso el dark metal esta mañana,/
el sol emperrado contra la afirmación tajante,/
sí, Satán existe,/
esta gente cobra contratos falsos a los extranjeros sin papeles,/
hay tiendas de veinticuatro horas donde se acinan los niños,/
esos dependientes de nuestras putas coca-colas y nuestros vicios,/
los negros se duelen al sonreírnos por unos céntimos,/
los hijos golpean a sus viejos y los forenses dan fe del horror,/
los jóvenes borrachos de desamor lloran en trastienda de los bares,/
Satán se ríe, y las teens siguen tragando lefa en Internet,/
y qué cojones sabré yo de todo esto.../

En la comodidad de mi sofá y la tumba de mi cama,/
en mis hijos con dinero para sus viajes de estudios,/
en mi cuenta corriente donde enmascaro mi supuesta utilidad,/
Satán álgido, Satán bigardo, el callado señor de los hombres,/
el valedor de los penes que hallan su consuelo en la nupcial mentira,/
el icono más adorado en nuestras colecciones de impurezas,/
mientras el "Coño Insumiso" procesiona bajo palio en Sevilla,/
durante las misas en las que les miramos el culo a las jovencitas./

Qué hermoso el dark metal esta mañana,/
las vírgenes de la coral vomitando sus sucios latinajos,/
los edictos del BOE requiriendo a Dios para que se abstenga/
de toda intervención,/
las lápidas pronto pobladas de cruces invertidas y de flores/
muertas.//



miércoles, 9 de abril de 2014

Despojos.

De tanto acrecer y desbordar he disminuido a lo cierto,/
a lo que únicamente soy yo y es un ser humano y tiene agujeros como noches,/
del pretendidamente hijo de puta al que sucumbe y descubre,/
y qué fácil es criticar lo que no conocemos./

No me quedan excusas cuando invado vuestras mesas,/
sí, he llorado, he reído, mi carne eritematosa conoce del tiempo último,/
de la muerte que cada día aventa sus jarapas, de la hostia de las pastillas/
psicotrópicas, de la delicia del vino, de la vomitiva palabra,/
sí, soy el mismo que se fue y he dejado el sollado lleno de flores sin olor,/
como tantas y tantas maldiciones./

Por todo esto hoy es la roza en la piel, hoy es el pasado recidivo,/
es la sangre que por fin he mencionado./
Vinimos aquí a ser perfectos pero hubo días como fauces,
y será al fin el tiempo de la leva negra,/
de las faltas sin pecado,/
de los códigos penales que se repartan, vencedores,/
los despojos./

miércoles, 2 de abril de 2014

Adultos.

Antes tenía un porqué para cada día.
Era antes de que todo esto cobrara sentido.
Recuerdo a mi abuela cocinando la esencia del caldero,
recuerdo a mi padre luchando cada día con una corbata al cuello,
recuerdo el dolor que ya me producía escribir, recuerdo
que estuve enamorado, que era bajo y feo, y era joven, y yo no sabía
nada de esta vida...
pero al menos sabía que quería ser feliz.

Creció mi cabello y se aventó mi estulticia,
me alejé de la mar buscando la verdad, y la verdad no existe,
la verdad está en las mentiras que les decimos a los viejos,
la verdad es que somos unos jodidos pijos consentidos,
la verdad es que las izquierdas y las derechas saben pisar las moquetas,
la  verdad es que somos escorpiones que lamen el aguijón ajeno,
la verdad es que tenemos tanto miedo,
tanto miedo...

Hoy la niñez se marchó, la inocencia sufrió el envite de cien pollazos,
sé que os medís los falos con los caballos de vuestros cochazos,
sé que tomáis pulpo y cerveza en el country club y vuestra casa de la playa se llena de fantasmas,
sé que no eres nadie sin una hipoteca que te haga respetable,
sin un hijo que a ratos te odie, sin un sol
que te ilumine mientras le sigues rompiendo la boca al prójimo.

Creo haberlo comprendido.
El metal más precioso es el rencor.
Si marras el tiro eres un enfermo mental.
Si miras hacia atrás eres un perdedor.
Si tiras la toalla te quedas en pelotas.
No hay patología más grave que la esperanza.


Adelante.

Mirar para otro lado no nos servirá de nada.
Hay algo en el tiempo que no nos pertenece, nos creímos elegidos
mas nuestras moradas colmadas de objetos se las repartirán los buitres,
hemos abierto oquedades en la fecha de la muerte, nosotros
fuimos ávidos reyezuelos del logro, del donaire de nuestros árboles maduros,
y siempre volverán sus frutos al suelo pantanoso, nada de lo que hagamos tendrá sentido. 
Nadie escapará del silbar de los vientos postreros.

Quisimos ser habituales, como tantos,
quisimos cerrar los párpados, tapiar el alma, clavetear las bocas,
sin invitados que observaran cómo hervía el dolor en las cacerolas,
estudiantes, universitarios, opositores, profesionales, de qué, de qué han servido
esas palabras y esos años, esos guijarros a la mar informe, esas recuas de bueyes zánganos,
hoy vamos tras nuestro encuentro en estantigua de difuntos, hoy
vemos que quizás la felicidad se escurrió por los poros de los Registros Civiles,
hoy aún nos queda tiempo, aún Baco puede engañarnos, todavía
podremos recoger de la pira nuestras ropas raídas, las armas romas
esparcidas en las estancias del guerrero.

Dame el nombre de la sangre, y yo te daré el del llanto.
No haya en las brújulas más Norte que el seguir hacia adelante.

Estrecho.

Pronto me iré.
Trataré de asirme a lo pequeño, a los calendarios aprobados,
a lo imperfecto de las soluciones.
Buscaré motivos para la alegría y sé que no podré evitar correr
allá donde las metas ya están deshilachadas.
He de ser fuerte, el héroe que se venza, el mito que se duela,
grano a grano separar estas gavillas de la mies negra,
piedra a piedra tropezar hasta que sangren los pies, ávidos
Escila y Caribdis, los monstruos del estrecho de la lágrima, 
os daré nueve horas y ni una más, o acaso
me daré de nuevo la espalda y haré de mi semblanza la fuga
impecable
del suicida.

sábado, 29 de marzo de 2014

Anegando.

Al final siempre consiste en abrir estas compuertas,
los carenados diques del clavazón y el balerío, permitir
a estos goznes un último deseo antes de la muerte, antes del anegar
de la mar a este vacío tremendo que todos tenemos dentro, antes
de impedir al tiempo reinar sobre el olvido y que todo sea azul,
beso negro, caricia venenosa, adelfa
de lo pergeñado con asquerosa insistencia, del ocre del corazón
y los océanos.

No hemos invertido capital suficiente, nos dieron
cuentas con créditos gigantescos, y la vida,
la puta vida, ha ido disponiendo,
inversiones en nuestro futuro, bonos a largo plazo que ahora llaman basura,
este montón de números rojos en el que se ha convertido la cuenta de resultados,
hoy queremos, hoy queremos, pero dónde los réditos,
qué hemos empleado en motero, en nuestra casa de cerdos confiados, 
en décadas huyendo
del lobo, en reyezuelos que nos han prometido, y ahora la galerna,
el suelo ensortijado de magia negra, la cuarentena del idiota...

Yo aún creo, yo aún quiero, dímelo tú, Altísimo, cabronazo que sabías de esta trama,
curador de tantos incapaces, forense de la autopsia de las camas vacías,
dime tú que aún no es demasiado
tarde.