Company of Wolves

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Bark at the Moon

lunes, 25 de agosto de 2014

Pecados.

Se me antoja que debo padecer de la vista,
claramente las conchas no se están llenando de cadáveres,
ni los coños de las muchachas se echan las cartas para adivinar quién los lamerá,
después de las tardes el orto de la luna no debería producirme tanta desazón,
y es difícil colegir que detrás de agosto deban de rumiar los alacranes
(al menos necesariamente).

Todo esto conlleva una cierta misión de deshumanización,
resulta que yo soy sólo yo porque prefiero darme golpes en las ingles
antes que entrar a Misa Dominical a rezarle a ese que me hizo tan raro,
me abruma que mis congéneres se rían mientras sabemos que nos acabará comiendo el miedo,
y como resulta que no soy monógamo soy un montón de estiércol bienaventurado,
y como calzo largos pelos la gente me contempla con desconfianza,
debo pues ser un hippy pijo que vende ropajes orientales y gana un dineral,
o quizás un embajador de esas repúblicas de mierda del amor libre que siempre cobra tributos,
son tantas las preguntas que voy a dejar esto de la escritura 
(dirán tantos que con buen criterio)
para pasar a hacer tratados acerca de los vasos que zaherirán a las muñecas,
acerca de las muñecas que sorben líquidos seminales en las discotecas de neón,
en relación con los zahoríes togados que son tan ignorantes como para lapidar a los demás,
sobre las calas de la Nochebuena donde Jesucristo perdió el gorro mas no la inevitable soledad,
y callaré de una jodida vez y trataré de decirme que sólo soy fruto de la muerte en los palangres,
que querré a tantos como sepan darme un buen jetazo a tiempo y un empujón al tajo de la vida,
al fin y al cabo somos lo que callamos y nuestras ganaderías muestran cuernos abundantes,
ego te absolvo a peccatis tuis,
sí, egos encaramados, básculas que dictan las Normas de la beldad, rapaces trajeadas,
y cuántos capazos de temor hay en una sonrisa, y cuántos errores capitales
se acumulan en el sarro de las almas.






2 comentarios:

  1. Deus, Pater misericordiarum, qui per mortem et resurrectionem Filii Sui mundum Sibi reconciliavit et Spiritum Sanctum effudit in remissionem peccatorum, per ministerium Ecclesiae indulgentiam tibi tribuat et pacem. Et ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti.

    Sr. de la Orden, queda Vd. absuelto ad eternum. Pero no deje de deleitarnos con sus elucubraciones poéticas. Algún día serán la única huella que perviva del recuerdo del impartidor de justicia, en minúscula. Dixi.

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  2. Gracias por tus palabras, Joaquín. Trataré de dejar en este mundo algo más que estas recidivas de mi alma cansada.

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