Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

sábado, 30 de marzo de 2013

Dios ha muerto.

No quisiera yo verte resucitando,
nada hay por aquí que merezca la mano que escarbe la tierra,
nada.

Las guitarras ya sólo cantan himnos tristes,
las palabras ya sólo ocultan ramilletes de coños demudados,
los turistas se agolpan a la mar para luego abandonarla a sus húmedos territorios,
el pasado fue malo, me dicen que te mataron, pero te aseguro,
volverán a hacerlo, esta vez con los clavos de los mercados y los sabios Parlamentos,
vas a morir en Inglaterra si no tienes seguro privado,
te van a lapidar en Sudán si te follas al marido de tu vecina,
no te van a perdonar en España si no pagas la hipoteca que te vendieron
porque eras un imbécil que vivió por encima de sus posibilidades,
no hay motivo, no, para volver.

Ya pasaste por la cruz, nos dicen las leyendas.
Para verte en tantos ojos que sólo miran a las tetas mejor seguir cerrándolos.
Para llorar viendo la coca en la cara del amigo mejor que tus cojones sean el pasto
de los gusanos siempre sinceros.
No vuelvas, no, aquí no te quiere nadie, mejor tu jodida muerte de cánticos,
de nazarenos borrachos, de histerismos el paso del estatuario con tu último contorno,
de falsarias y aclamadas
saetas ateas.

lunes, 25 de marzo de 2013

La huida.

Partir, marcharme de mí mismo,
qué hermosa perspectiva de espejos destrozados y números primos,
dejar de sentir esta añoranza por el antes, desbrozar
las malas hierbas de este ahora,
de este siempre,
irme, talega que sea liviana como el filo frío de la brisa norteña,
lejos.

Alguien se abrasó en Gattaca mientras otros dejaban La Tierra,
lloré (cómo evitarlo) cuando comprendí que mi sino era el del fuego,
el de las piernas mutiladas por mi cobardía de espinos,
hijos, leyes, servidumbres de paso hacia las ningunas partes,
días de sol sin sol a la prisión de mis ventanales.

Mientras tanto se acumulan las postales, se agostan las viejas fotografías,
se mentan sacrificios que no serán justiciados,
no, ninguna sonrisa pura quedará sin su pronta hostia,
ninguna dádiva de piel abierta sin su escupitajo a la cara,
por eso quiero emprender, comenzar, huir
al otro lado de lo imposible y al abrigo de lo indebido
y lo (calladamente) anhelado.

Dios bien sabe que ya me he hecho tanto daño...



domingo, 24 de marzo de 2013

Juzgado de Guardia, 23-III-2013, 23:20 horas.

Os habéis llevado todo el cobre de las farolas del polígono,
has metido en el trullo la farlopa que tu novio va a vender
(nueve bolas de horror en el culo que han terminado ascendiendo),
dices que es mentira que has robado a cuchillo cuatro móviles a esas cuatro pobres crías,
e insistís en que vuestras huellas dactilares no son esas de la casa reventada
al gritar de los niños que dormían.

No sé ni porqué os sigo luchando.

He conseguido que algunos de vosotros piséis la prisión,
me digo que con ello vais a dejar de depredar a las gentes inocentes
                                     (¿quienes son las gentes inocentes?),
quince horas seguidas de preguntas, de autos, de mentiras y paraísos devastados,
a veces el caballo, otras veces el agrio viento que cría la amistad, otras la cuna que, cadena, se os arrastra,
pero siempre a la noche la mar silencia el chillar de los últimos calabozos,
y no sé de dónde vinieron estos alfabetos de putos políglotas
pero sé que he aprendido todos estos idiomas que son aún menos que las lenguas muertas.

Dices que este debe seguir siendo mi sendero.
Mucho me dices cuando ya mis hachas se están tornando romas.
La guerra se ha perdido, esa en la que mis almenas creía inexpugnables.
No quiero, no quiero, seguir cantando mis altísimas insignias, seguir contándoos
                                  mis siempre últimas
                                                                pírricas
                                                                           victorias.

             

martes, 19 de marzo de 2013

Día del Padre.

A ratos maldigo los campos y las nubes y las noches,
maldigo lo que me hizo ser así,
tener que triunfar donde todo es pérdida, respirar del barro siervo de mis vaharadas,
ser hombre como un ser maldito, pintarle de ocres los cojones al mismo Apolo,
y no habrá sol, no lo habrá.

Es fácil reír cuando toda tu jodida preocupación
es la puta tapicería de tu flamante Porsche Cayenne,
cuando has comprado todas estas casas grandes con dinero moribundo,
engañando a los guiris con esas tierras de mierda, secarrales vengativos,
es sencillo festejar el Día del Padre en las plazas pintorescas,
tus hijas engalanadas de princesas que acabarán buscando sólo pollas de celeste estirpe,
cuando corre el vino y la carnaza pero no ruge la conciencia
                     (¿qué coño es eso de la conciencia?),
vuestro mundo es sencillo,
no parece que veáis el horror que yace en tantos rostros jóvenes que os hacen mamadas tras las avenidas,
 no tenéis que mirar a los ojos del yonqui desguazado que os rompió (qué contratiempo) el cristal del coche,
por sendas marcadas guiasteis vuestros pasos, y no había lobos tras los soportales
del alba.

Mientras, yo escribo en trazo púrpura mis repetidas presencias,
mientras, algunos leguleyos limpiamos el sádico betún de los labios del alma,
mientras, cae la mar como un hostión sobre los tapices de palacio, predan su sal obscura las gaviotas,
se ahogan en resina de odio los que nacieron tras la frontera equivocada,
mientras, sí, Dios os perdona, y quiero vomitar,
deshacerme en charcos de aguamalas putrefactas, lamer la miel de romero amargo de vuestras estúpidas
bragas
          perfumadas.

   

domingo, 3 de marzo de 2013

A los mejores.

Me perdí demostrándoos que sería perfecto,
traje cotas de malla mas el enemigo estuvo dentro,
era yo mismo, como casi siempre,
he escrito sin rabia y he marrado el golpe,
me he dado en los cojones, sí, y ni me he quejado.

No soy suficiente, lo sé, frente a vosotros,
mis ventanales están cementados frente a vuestras vistas florentinas,
he tratado de ser vosotros y yo sólo valgo para morder,
potar, llora la hez y cincelar mis odios,
quise ser otro y ya no soy yo.

Creí que me queríais pero no fue así,
si algo hay mío es este canto sucio,
si mis dedos crean es porque me destruyen,
los huevos del mirlo los robó la urraca, y lo hermoso
es la faz de lo egoísta,
y al son de vuestra voz de métrica seda
escuché cerca el bramar de los cerdos con los que revolcarnos,
todos nos, falsos putos poetas de los barros meados de la envidia,
nuestra única gema común y siempre emergente,
la jodida, seca y vieja sombra de otra (más larga) polla.

Pura.

Puro ya no hay nada en estos nos dominios,
hoy todo lo ha podido ya el gusano,
el arpa silenciada del coño fácil y la sed saciada,
pero a ratos algo hay de origen primero en tu mirar,
me trae recuerdos de vientos tan cárdenos y entristecidos
que se abren abanicos de memorias y verdades,
pura piel de dermis abierta a la roza, al pincho de los alambres,
pura contra el temor que a todos nos invade cada albor al despertar,
el de hacernos, otra vez, como tantas otras, tanto daño.

Miras y eres salmo de un Satanás certero,
un ruego de presencias negras, sin embustes, sin alardes,
sabes que un labio puede quemar más que una cerilla,
sabes que el abrazar saja más que los alfanjes y las flores de aniversario,
ya conoces el caer, experta en convalecencias, en la sed ansiosa
de los sanitarium, la diosa muerta de las carreteras secundarias
del amor que se dice eterno y es
la hija bastarda de la tierra migrada.

Me pregunto si puede haber pureza en medio de estos manantiales de la pus,
y quizás lo puro sea la herrumbe,
el oprobio,
el lazo de carnes ateridas que componen
nuestros anhelados cuerpos de amantes y arrepentidos zombies.