Hay días en que despierto y el reloj despuebla mi horizonte...
Sé de lo importante, sí, sé de lo terrible,
sé que no vemos a nuestros padres y no reímos con nuestros hijos,
la representación teatral es una ópera bufa de maletines y corbatas,
la bambalina que cubra toda esta indecencia de trajes de postín,
los amigos desterrados a las llamadas trimestrales,
lo siento, cuánto lo siento, se escapan los meses como huye el viento
detrás de las olas a las que nunca alcanza.
Llegará el día de lamentar esta estúpida costumbre,
la arenga de los curas dijo que éramos "para siempre".
Horas perdidas trabajando en vez de abrazar a los que se irán.
Días empleados en condecoraciones,
medallas y logros que se fundirán con nuestros huesos.
Ver no es sinónimo de aprender.
Somos borregos guiados por un pastor insaciable,
y a ratos creo que soy yo mismo el que llama a su rebaño.
Imbécil, Andrés, eres imbécil,
los lobos del tiempo siempre juegan con ventaja.