Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

sábado, 29 de marzo de 2014

Anegando.

Al final siempre consiste en abrir estas compuertas,
los carenados diques del clavazón y el balerío, permitir
a estos goznes un último deseo antes de la muerte, antes del anegar
de la mar a este vacío tremendo que todos tenemos dentro, antes
de impedir al tiempo reinar sobre el olvido y que todo sea azul,
beso negro, caricia venenosa, adelfa
de lo pergeñado con asquerosa insistencia, del ocre del corazón
y los océanos.

No hemos invertido capital suficiente, nos dieron
cuentas con créditos gigantescos, y la vida,
la puta vida, ha ido disponiendo,
inversiones en nuestro futuro, bonos a largo plazo que ahora llaman basura,
este montón de números rojos en el que se ha convertido la cuenta de resultados,
hoy queremos, hoy queremos, pero dónde los réditos,
qué hemos empleado en motero, en nuestra casa de cerdos confiados, 
en décadas huyendo
del lobo, en reyezuelos que nos han prometido, y ahora la galerna,
el suelo ensortijado de magia negra, la cuarentena del idiota...

Yo aún creo, yo aún quiero, dímelo tú, Altísimo, cabronazo que sabías de esta trama,
curador de tantos incapaces, forense de la autopsia de las camas vacías,
dime tú que aún no es demasiado
tarde.

jueves, 27 de marzo de 2014

Dominios.

La búsqueda de la felicidad es un afán enojoso.
Tribulaciones y conciencias se reparten las lozas rotas,
las falanges de Satán hacen rodar los dados del azar,
los escalones resbalan ante esta pátina de sombras que ha dejado el pasado,
debería ser bastante con el sol, con otro día que vivir, con las risas
de los niños y los vinos de los perdedores.

En este empeño no habrá de bastarnos culpar a ese elevado Dios,
a fin de cuentas nos pasamos sus mandamientos por los mismísimos genitales,
y una palabra de apoyo al amigo nos demuestra equivocados,
la rabia es nuestra enseña, la envidia nuestra capitana, y no me gusto,
no me gustáis, no sé si daríais un paso como una creencia o un bálsamo,
temo que mentimos, temo que somos nombres grandes, que alimentamos monstruos
mientras en nuestras paredes colgamos las testas degolladas
de aquellos gilipollas que creímos prescindibles tras trepar sus espaldas.


Pesimista, sí, oteador de borrascas en este barco que no elige su singlar,
pero quién da de su tiempo unos adarmes, quién sienta a su mesa la sinceridad,
quién estará a la noche al otro lado de las llamadas telefónicas,
quién dará ayuda a cambio de amor y nada, quién compartirá nuestras montañas de locura,
quién nos dirá que con el intento fue bastante, que ya con el dolor es suficiente,
qué tendrán la sangre y la cloaca para ser tan deseadas, quién llorará nuestra bandera
cuando nuestros imperios, cuando tan altos castillos y tan áridos dominios
hayan caído.

Sátrapas.

Todos hemos vagado y muy pocos han llegado,
nos iniciamos en esta carrera al grito de ser los mejores,
hemos pisado el cuello de nuestros semejantes,
todo para llenar de distinciones nuestros pechos.

No hemos aprendido nada.

Permitir esta farsa no nos servirá de excusa.
El elegannte señor lleva mierda en los zapatos.
Tengo miedo, sé que trazo últimamente derroteros de verdad.
La sinceridad es al luchador como el disparo certero del que se dijo un día
nuestro amigo.

lunes, 24 de marzo de 2014

Tres caras.

Estoy confuso en las pavesas de estas últimas piras,
caminando entre los depresivos agarradores del clavo.
Hoy se suponía que estábamos evolucionando a lo quizás perfecto.
Me decían que nos estábamos reconstruyendo, que renaceríamos
zombis puros, sabedores del olor a la muerte, sin embargo
vivos contra el tiempo,
victoriosos de la piel
descolgada...
Me indicaban que yo estaba ajeno a mí y que hoy empezaba a hablar,
que comenzaba ese llanto desviado de mis ojos estrábicos,
pero hoy escucho a "Extreme" y temo las tres caras de esta historia.

(mi voz)

Si no vives nada tienes que escribir,
si no eres dime por qué duelen tanto estas últimas horas,
si las últimas playas de Murcia dependen de la caricia del amigo, de la presencia
indiscutible
de las hermosísimas calas, del dolor por el poniente que ya no veremos,
te reto a que me expliques por qué he perdido tantas ronchas de mi pasado,
por qué caen los años y numero los lirios y no acierto a esbozar esa sonrisa,
por qué soy un inculto que juega a erudito y un desgraciado que no sabe
lo que tiene, por qué
salgo en los dominicales como un jodido poeta cuando yo sólo miento
y grito
y muerdo.

(tu voz)

La muerte se ha instalado entre los seres del Sur.
Puede que no todas las paleras caigan bajo su infección,
puede incluso que tú mismo seas la puta infección,
eras un digno profesional y un poliedro de humanos cortes,
no te ataques, no te midas, deja que el amor te sea exhibido, vuelve a los arrabales
de tu historia, al niño limpio arqueólogo de las revistas pornográficas,
al adolescente que no se atrevía a profanar el himen, al adulto
que sólo se mensuraba con el decir de los demás, al gilipollas
que pensó que si era respetable también sería perfectamente hábil,
sí, capacitado,
tal la gaviota que masacra el huevo pero canta, dulce, al atardecer.

(y la verdad)

Wim Mertens nos habla en su idioma imaginario y desolla su piano.
Las virtudes teologales han sido empaladas, mas aún segregan
sus mandatos terribles.
Te toca bajar, te toca caer, te toca decirte
que todo esto lo hiciste contra ti mismo.
Una línea de vida llegó al barco hundido, y no hay mayor profundidad
que esta tan silenciada del fracaso social.
Duele la palabra pero duele más la herida, y tendrás que exhibirla,
tanatomorfosis de la experiencia, Piramidón sin camas
en la lucha del verso y del perdón, sílaba
humana, reiterada, aterrada, sí...
ten fe..

(y la verdad)

Wim Mertens nos habla en su idioma imaginario y desolla su piano.
Las virtudes teologales han sido empaladas, mas aún segregan
sus mandatos terribles.
Te toca bajar, te toca caer, te toca decirte
que todo esto lo hiciste contra ti mismo.
Una línea de vida llegó al barco hundido, y no hay mayor profundidad
que esta tan silenciada del fracaso social.
Duele la palabra pero duele más la herida, y tendrás que exhibirla,
tanatomorfosis de la experiencia, Piramidón sin camas
en la lucha del verso y del perdón, sílaba
humana, reiterada, aterrada, sí...

ten fe..



domingo, 23 de marzo de 2014

Trincheras.

Dijeron que éramos todos iguales.
Sendas fértiles en derechos y obligaciones.
Dijeron esas doctas calaveras tantas máximas reales.
Teníamos que creerles.

Era subversivo temer que las cartas estaban marcadas.
Era tendencioso pensar que la lealtad se ha extraviado en el servilismo.
No cabíamos todos en el mismo mundo, administrados
y administradores, los que piensan
y los que cavan, los que disertan
y los que obran, vinieron los párrocos, vinieron los poetas,
todo iba a ser perfecto como el dolor,
como el sentir que nuestra espalda siempre atesoraría anzuelos,
la lepra y los pescadores, el látigo y las galeras, el reyezuelo
de nuestro enorme ego contra las habladurías
de todos los demás.

Dijeron que sentábamos las bases de la convivencia en libertad.
Dijeron que habría una bandera en cada pueblo.
Hoy yo veo como siguen llamando por ese nombre a los maricones.
Hoy yo escucho que el juez responde al palo y la zanahoria.
Hoy yo me temo que el amor se ha armado de cuchillas oxidadas.
Hoy sé que se han abierto caminos y que en ninguna zanja
seremos bienvenidos.

Gaviotas.

La felicidad se mide por almas,/
sin otras fronteras que el abrazo del amigo,/
inexplicable en tu éxodo has llegado a playa ajena,/
y qué enorme el roce frío de la ola y el clamar regalado, místico/
de las gaviotas

viernes, 21 de marzo de 2014

La mar.

Hoy me has llevado a la mar,
sé que es imposible pero creo haberlo comprendido,
la mar es sólo el odre de tus miradas y de tus sonrisas, tus manos dueñas de las gélidas aguas
de la purificación, 
la mar te necesita pues eres la única razón de su equinoccio, 
la mar es sólo agua y vida ahogada mientras tú arañas goterones de luz
al mojar de las últimas arenas,
la mar es una mierda sin tu presencia de diosa protectora del viento,
guardiana del indispensable olvido.

 

martes, 18 de marzo de 2014

El Templo de la Luz.

Tu mente ha vuelto a jugar sucio, tu lógica
se apaga, tu sed
se cobra en ti otra pieza.
Dime por qué has de examinarte cada día.
Quién fue el censor que aprobó estas mortecinas leyes.
Hoy ni sol ni el vino, ni la magia y la mujer, y en contra tú,
apóstata, sin otro rumbo
que el afirmarte en esa senda con nombre de gran final,
en ese camino de huesos vacíos y calaveras dignatarias.

Las ruinas íberas no ocultan que el tiempo es muy corto,
pero a quién le importan los dardos que se clavan en la espalda,
sin embargo, te empeñas en volver a odiarte, con ese lustre
que tienen todos los venenos,
antes de que alguien vaya a pensar que eres acaso un ser humano.

Llanto.

No contaros que lloro,
fingir el día,
caer después,
tras todas las horas desoladas,
ser nadie y querer nada.

La mar mentirá, 
seremos sólo uva, mas uva 
podrida.

domingo, 16 de marzo de 2014

Bajando.

No.
Nadie es culpable más que tú.
Con cada senda hurtada a tus pies, con cada risa cuajada en el hielo,
en esos glaciares de las otras historias tristes, en esas yermas soledades
de las noches, nadie, nadie hubo entre estos muros,
sólo tú.

Ahora te impacientas al ver que el sabor es siempre el mismo,
el de la ceniza desbordante de otras hogueras que, tiempo ha, se agotaron,
ahora buscas la absolución de tus prelados, dime quién te condenó, dime
quién hizo las reglas más que tu puta exigencia, dime dónde yacen tus pasados,
flores al camposanto de quien otrora sabía que los relojes debían ser cientos,
cada día y su afán, cada vena y su corte, cada puerta y su salida.

Andas y andas por estos campos y tus pies les son extraños, turista
de tu tierra,
señor de las ramblas desecadas, largo
muñidor de la sal, y hoy los colores tras la niebla, y el sol marrando los equinoccios,
son sólo los neurotransmisores, las caprichosas reglas del campar de la energía,
y yo te digo que todo eso es una gran mentira,
digo que el alma, cuando sangra, lo hace sin plaquetas, sostengo que el dolor
es una sola masa que sabe de la elasticidad de los meses,
creo, te aseguro, que los fármacos no sostendrán estos mausoleos
del poderoso, del vampiro del otro en los pasillos, que nombres más doctos
han caído, que los mudras mienten a las manos, que debe existir un lugar
para el perdón, dónde, dónde,
en las montañas de tu ira o en tus azules de pecio y nanas
bajo la superficie de la mar cruel,
tiene que llegar el indulto para tanto hacer estúpido,
sé que vendrán  hostias esquivas, sé que nadie dará las gracias, pero tú
tienes que perdonarte.

No eras tan grande como te dijeron.
No eras tan sabio como te creíste.
No eres sino el fruto de la caótica materia, y sin embargo
te queda la sangre, la lucha contra esa teocracia
tirana
del tiempo, las armas bruñidas con tus normas
de mierda.

jueves, 13 de marzo de 2014

La paz.

Buscar la paz es frase de importancia./
Pero la paz se construye sobre tantas heridas contusas,/
sobre tan grandes costrones, sobre las cicatrices del alma,/
me dices, amor mío, que hay que buscar la paz, pero yo creo,/

creo de veras/que antes hay que buscar a Andrés, porque Andrés, querida mía/
ha desaparecido detrás de los largos autos de procesamiento,/
se ha extraviado en la maleable moral de las dolorosas menores agredidas,/
ha cedido sus fines de semana a las sanciones precisas de las injurias y los hurtos,/
y tenemos que encontrarle, en algún lugar se esconde el que Lamarck creyó/
la evolución de ser de Cabo de Palos, y en ese trayecto, mi reina,/
se nos ha perdido,/
bajamos la cueva de Cala Medina y él ya no está y sólo sabemos llorar,/
llorar como plañideras sin cadáver, como ilusos testaferros/de las olas, tenemos que hallarle,/
la paz no se nos va a construir sin él./


Qué más quisiera yo que poder ordenar su inmediata requisitoria,/
su detención y presentación a los altares del gran hombre que creí haber hecho,/
ojalá mis honores dieran fuerza a mis mandatos, pero, de verdad, mi amor,/
este escurridizo hijo de puta dejó de perdonarme hace ya décadas,/
se negó a aceptar que su vida tenía que ser la última escala de los barcos del hambre,/
y le llamo por los acantilados de cuando eran la voz Neruda y Huidobro, y no,/
no me contesta,/
a cambio una boria de litigios pendientes y de pleitos que dicen atrasados ocupa mis regiones,/
y cómo ver a su través al que fue el artífice de esta presunta bella historia,/
y es que buscar la paz es una tabla en medio de la mar,/
querer el perdón ahora es taimar la senda que juntos le construimos,/
nos sobraba Andrés, el imbécil de los versos, el que sabía de la compasión,/
dime pues cómo cojones vamos a pedirle el armisticio, si el faro/
está escupiendo luces de sangre y saliva rencorosas, y a la tarde/
ya sus botas de montar no sirven entre tantos caballos muertos,/
y sin embargo él es quien tiene, a la postre, que tomar esta quebrada/
vara de mando./

Buscar la paz, cariño mío, es un camino ciego,/
antes habrá que dar con él, o siquiera con alguien/
que brame sin vergüenza su amnesia, que grite al dolor de su antaño y tísico/
nombre.

Parada última.

De otras jornadas recuerdo el dolor
mas hoy la mar menor ya no me compadece,
enterré a mis soldados sin salvas de bravura,
al fin y al cabo
sólo nos dieron su sangre, y es tan cruel este rotar
del olvido como dulce el grávido hundirse de las bocas 
del racionado consuelo.

lunes, 10 de marzo de 2014

El flojo.

Resulta hoy, como ayer, que me abandonan las fuerzas,
que la emoción se torna un riachuelo incesante sobre un bosque abrasado,
que el pasado trajo las Piscinas del Río Pedras negras por la mano del pirómano,
resulta que se me estaba anunciando mi postrera bitácora,
cómo escribir de lo bello si cavo y cavo este hoyo incierto
del que no tengo el valor para salir.

Hay que tener un par de huevos para decir basta,
hay que ser todo un humano para admitir que no fuiste bastante,
hay que joderse, hermanos,
es mi destino el temor a ese vuestro alfanje, el que emerge por las bocas,
y no soy el valiente trozo de alma que admite ser débil,
seguir, pretender, simular, sonreír, todopoderosos vástagos,
perro que siempre ladra pero nunca come, anaquel sin luz y sin motivos,
cuándo será que los héroes lloren y muestren sus lesiones y digan que sí,
que luché en sordas noches y fallé en mis pronósticos.

Mi canción de despedida sería mi máxima grandeza.
Al bajar de las manos conseguiría ser llamado por mi nombre,
por mi epíteto del todo coincidente, por fin el flojo, el caído,
el inmenso.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Poética.

Sé que todo esto es otro putadón.
Que puedo mirar y que veré escenarios grises,
que puedo oler pero habrá sal en los postres,
que acertaré a saborear la persistencia del impertinente óxido,
escuchar y que la música me raje, tocar y lamentar, saber que nada,
ni siquiera el hombre y su dolor y su ira
serán para siempre.

Yo no pedí la poesía cuando mis manos la vertieron,
yo era un niño y tenía tanto miedo, yo rellenaba de tristeza mis cuadernos
escolares, yo crecí y siempre vi las sombras de los esquinales,
vi a mis iguales dedicarse la siniestra, vi la serpiente sestear en los dormitorios,
esto es una hostia del destino, esto es algo que no se abandona,
este correo sólo entrega citaciones para la anunciada derrota.

Quiero dejarlo, quiero huir de toda esta miseria,
nada tengo que decir de estas décadas salvo que han transcurrido,
ser alguien que se entregue a las series televisivas y sepa del abrazo de un sofá,
no pensar, que los relojes sólo midan el tiempo, que las estaciones sean dulcemente inevitables,
cesar la lucha, bandera blanca a las lides que libro
contra una pantalla de silencio y sed y los batallones moribundos de nuestra maldita
auto-compasión.




domingo, 2 de marzo de 2014

Caminos (sin salida).

Tus hijos necesitan algo más que dinero,
tus hijos necesitan algo más que artefactos,
tus amigos necesitan algo más que estas putas palmadas en la espalda,
iros a tomar por culo, cómo, cómo
airear el alma contra el mármol nuboso del invierno, cómo
se entrega el amor que no se siente a sí mismo.

Yo afirmo normas de lunes a domingo lejos de mis radas,
distribuyo el destino del prójimo y es siempre un cielo negro,
estoy hasta los mismísimos cojones de poesía,
verso suelto,
verso inútil,
te estás engañando, tus hijos no necesitan el dinero de las guardias,
tú necesitas la inmediata leva del descanso del guerrero, del fulgor
de los atestados,
de esta narrativa del horror,
la pica por delante, el pecado original, las trampas de tanto ilusionista, y quién,
y quien será el jefe de esta tribu de destripadores, de olfateadores
de los sexos de los adolescentes, yo lo sé, lo sé, mentimos,
me sonreís, poetas, me sonreís, y yo con mi asquerosa tendencia a pergeñar no-versos,
palabras inconexas, y me recordáis que mis hijos necesitan algo más que peculio,
y a veces me pregunto qué cojones hay de lo que yo necesito,
y los curas de Satán dan hostias tan dignas como los que mueren por el prójimo,
y quién dijo esa gilipollez de que la caridad bien entendida empieza por uno mismo,
y resulta que tengo que trabajar y dictar vuestras sentencias y es domingo, y como siempre
huyo de la mar y yo soy la mar,
escapo de las mareas imperceptibles de la Luna Nueva,
y me pregunto si todo lo que merezco es una canción de Be'lakor,
la realidad dolorosa de los cielos incontables, no-poeta,
no tienes la verdad, no tienes la belleza,
la belleza es una argucia en tantas manos taimadas, adoradores endecasílabos,
Bendita sea vuestra beldad, Alabado sea vuestro embeleso, y mientras tanto
damos cerco a la morada del mal con tantas entradas y registros, en busca de qué,
en pos de quién,
tras los indicios de la locura, almas extraviadas, y yo, y todos, perdidos,
y sé que un poema con muchas "ys" es propio de la ignorancia del lego,
y va a resultar que me importa un capullo,
y mis hijos necesitan algo más que dinero, y yo,
qué leches necesito yo, vuestro servidor, vuestro bufón,
el último radio que nos aleje del acosador que decline semejante honor,
estoy perdido, poetas, y os quiero, y no soy uno de vosotros y es que no somos de nadie,
mis viajes de otrora me hicieron sabio y ahora no sé dónde yacen los reyes del silencio,
qué Encíclicas resultan las veraces lonas contra toda esta intemperie,
y fue tu palabra contra la mía y yo dije que me habías penetrado desde tan temprana edad,
y vino ese tipo de la noche y midió las faces y los gestos y la mirada del dolor,
y qué son los mandamientos de prisión contra la sorda estirpe de la cópula del tiempo,
barrotes y literas que yo no he conocido,
y mis hijos no lloran pero no saben que tengo miedo,
y vuestros hijos necesitan algo más que vuestro nombre,
nombres, y vino el viento, y se enquistó en el robín,
estamos oxidados y miramos aterrados al mañana,
y hoy yo soy el poeta, y vosotros sois mis pretores, y mis hijos
necesitan de un padre que no llore los fines de semana...

Es domingo, y bien jodido que lo tienen,
panderetas rotas, trajes con apresto, corbatas sincopadas, seguir, seguir,
abarcar hasta la última esquina de nuestras astilladas
humanidades.