Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

domingo, 16 de marzo de 2014

Bajando.

No.
Nadie es culpable más que tú.
Con cada senda hurtada a tus pies, con cada risa cuajada en el hielo,
en esos glaciares de las otras historias tristes, en esas yermas soledades
de las noches, nadie, nadie hubo entre estos muros,
sólo tú.

Ahora te impacientas al ver que el sabor es siempre el mismo,
el de la ceniza desbordante de otras hogueras que, tiempo ha, se agotaron,
ahora buscas la absolución de tus prelados, dime quién te condenó, dime
quién hizo las reglas más que tu puta exigencia, dime dónde yacen tus pasados,
flores al camposanto de quien otrora sabía que los relojes debían ser cientos,
cada día y su afán, cada vena y su corte, cada puerta y su salida.

Andas y andas por estos campos y tus pies les son extraños, turista
de tu tierra,
señor de las ramblas desecadas, largo
muñidor de la sal, y hoy los colores tras la niebla, y el sol marrando los equinoccios,
son sólo los neurotransmisores, las caprichosas reglas del campar de la energía,
y yo te digo que todo eso es una gran mentira,
digo que el alma, cuando sangra, lo hace sin plaquetas, sostengo que el dolor
es una sola masa que sabe de la elasticidad de los meses,
creo, te aseguro, que los fármacos no sostendrán estos mausoleos
del poderoso, del vampiro del otro en los pasillos, que nombres más doctos
han caído, que los mudras mienten a las manos, que debe existir un lugar
para el perdón, dónde, dónde,
en las montañas de tu ira o en tus azules de pecio y nanas
bajo la superficie de la mar cruel,
tiene que llegar el indulto para tanto hacer estúpido,
sé que vendrán  hostias esquivas, sé que nadie dará las gracias, pero tú
tienes que perdonarte.

No eras tan grande como te dijeron.
No eras tan sabio como te creíste.
No eres sino el fruto de la caótica materia, y sin embargo
te queda la sangre, la lucha contra esa teocracia
tirana
del tiempo, las armas bruñidas con tus normas
de mierda.

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