Company of Wolves

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Bark at the Moon

martes, 9 de octubre de 2012

Era grande.

Hubo un tiempo es que yo era grande...

Yo mismo no lo sabía,
escondía mi sombra de tipejo bajo y feo por los arrabales de tantos países,
no me atrevía a confesar que solo me importaba el conocer, y el follar a quien fuere,
era grande, era puro, era
ante todo
libre.

Ahora me he encerrado en estos muros,
deconstruyendo mis hazañas me he rodeado de banderas heavys, de fotos de sitios lejanos,
de metopas de recuerdo al gran hombre que no tuvo piedad en su azada y su martillo,
pero solo soy mi prisionero,
no hay hora de comer ni de pensar cuando en los brazos de los sillones viven otros,
cuando en las repisas de las sillas habitan los fantasmas de terceros,
paredes, jardín exterior, pero celada interna, trampa saducea, galera jurisdiccional,
pobre hombre, solo eres un pobre hombre,
y hubo un tiempo en que eras grande.

Me han sacado en las páginas de los periódicos,
me han entrevistado y en Google hay muchas entradas de mi estúpido clon de venas para fuera,
no me engañéis, no nos engañemos, todo se ha acabado,
el fuego inglés desoló las costas, las alabardas se han doblado contra esa toga con la que duermo,
resido en un despacho alquilado de fotos de reyes muertos y tumbas de príncipes vivos,
y me cago en todo,
de veras que me cago en mí,
y solo me queda decir que maldigo mi camino, que odio mis dedos leguleyos, que me asquea
el barro
que, conciencia cumplida, me acompaña cada noche de pies para dentro, en mis
putas
         sábanas
                      añejas.

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