Company of Wolves

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Bark at the Moon

domingo, 20 de abril de 2014

Wim Mertens.

Cuando escucho el "After Virtue" de Wim Mertens
sé que ha llegado el momento de acallarse.
Las décadas no han pasado por sus notas,
ni la muerte ha de llegar a sus corcheas,
es domingo, la espiga se eleva, la noche se retarda,
y hubo un tiempo en que yo miraba la mar y era joven,
quería ser de ayuda y blandir mis espermátidas.

No quiero admitir que ahora me siento peor
pero títulos y tratamientos me han sabido a atardecer,
no tengo fe, no soy humilde, la caridad es un saco de espinas,
Wim Mertens ya no se escucha ni en los teatros ni en las cloacas,
y quiero ser el de antes, mirar el Talgo el sábado y creerme al otro lado,
cantar los tipos del Código Penal y pensar que todo tendría sentido,
llorar con "En lo Más Crudo del Crudo Invierno" y aullar a la luna
como sólo lo hizo Ozzy Osbourne.

Temo que algo falta en esta mixtura,
y últimamente envidio a los poetas sus tremendas palabras,
yo poco puedo añadir a la añoranza de esos viejos compasillos,
Wim Mertens ahora sabe a pasado, y el antes es un censo pleno de tachones,
un muñeco ataviado de capotes y monteras,
cinco Inter-Rails sobados con sus sellos orientales, la suiza
que me folló en Thurso sin yo saber ponerme un condón,
la carta que nunca llegó a Schenectady diciéndome "te quiero",
mi pelo creciendo contra las esperanzas de mi madre,
unas cuantas hostias en coche y un diente postizo.

Wim Mertnes cantaba a la virtud y los pescadores calaban sus redes a la noche,
yo lloraba al escuchar su sónica maldición contra el marfil de un piano,
llamaba por teléfono a tu casa y casi siempre colgaba,
el Maestral helaba las madrugadas de Cala Flores y yo me levantaba contra su ulular,
me pelé los cojones durante años frente a la Isla del Mero y aprobé las oposiciones,
Wim Mertens decidió hacernos añicos con su "Strategie de la Rupture",
y qué coño tiene un hombre sin armarios llenos de discos viejos
y de melancolía.

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