Company of Wolves

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Bark at the Moon

domingo, 6 de octubre de 2013

Santa Muerte.

Cada día hay que elegir,
a paso lento o a saltar, volar la rayuela directos al ocho o esta seguridad
cobarde, el seguir, continuar
ese camino del bosque donde no se aparean los cerdos,
cada día hay una opción y rara vez osamos.

La inútil permanencia es nuestra mejor aliada...
Tenemos leyes, tenemos ética, tenemos viales de insatisfacción,
todos queremos más pero nadie deja lo que tiene, camas
como refugios, leñas frente al invierno, zapatos de alta suela
y esas largas púas del tiempo agazapadas en la ruta.

Un día de estos voy a irme lejos, decís,
un día de estos voy a ser quien soy, sí,
un día de estos me voy a follar a mi vecina, sí,
cualquier día machacaré el despertador, cualquier día
saldré al campo o a la mar y gritaré, pues me prometieron la caza
y soy yo la presa, voy a romper el báculo con el que me arrastro,
voy a decir no y no y no y no.

Mientras tanto el dolor desparramado, agendas, calendarios,
sonrisas llenas del sarro de los débiles,
rutinas conocidas, dioses que den seguridad,
mientras tanto los ábacos y los sonidos ciertos
de nuestro letargo, tan hermano de la Santa Muerte.

Yo mismo consuelo mis días con estas palabras tales farsas,
dejando para nunca lo que jamás haré mañana,
en este agrio engaño de las televisiones del domingo,
en otra semana de fastos, nuestra marcha obediente,
el vuelo rasante, la pedrería sucia, la revolución, sí, sólo la justa,
la gran falacia en todos, pusilánimes, silentes,
estériles esclavos de estas nuestras almas
encalladas.

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