Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Tres.

No sois ningún error,
la bilogía no se ha conjurado en mi contra,
todos los días esclavo de vuestras idas y venidas,
coche que surca mis horas con taxista de lujo cabreado.

Pero no sois ningún error.
Yo sé que los zarzales tienen mi nombre,
y cómo desearía tentarme en ellos, zaherirme las rodillas y el futuro,
y no poder, no ser posible volver atrás, no ser pasto de mi mente incorrecta,
exigencias que planteáis sin hablar cuando me tapo con las sábanas,
no puedo cesar, no puedo fallar, no puedo ser débil, no puedo ser yo.

Mejor así, hijos míos,
una vida de entrega me coloca al lado de los mejores mamíferos,
os he enseñado a no creer en Dios y a perdonar al contrario,
y haréis lo que os salga de la polla con todo lo que os diga,
caminos divergentes pero alguien que te alumbre al colapso,
no sois una errata de mis genes, sois los dueños de este encefalograma odioso,
sois aquello que amo sin bonificaciones,
sois, y seréis, el último baluarte que defenderé de mis ataques.

Sois tres, y no sois míos, ajenos, vampíricos, cimarrones de ningún señor,
y es siempre, y es todo, y es por vosotros.

martes, 19 de noviembre de 2013

A la mar

Iremos a la mar.
Sí, el sábado iremos a la mar.
Trabajaremos en ordenadores al pasar los cormoranes.
Encenderemos nuestros calefactores y nos reiremos del otoño.
Bucearemos entre oleajes resfriados.

La mar vendrá a nosotros, a la noche.
La luna nueva será su atalaya y los nombres de los muertos su sonajero.
La mar recién nacida, la mar asesina de pescadores, la mar olvido de traidores.
La noche no podrá con la mar, empapadas de salitre sus obscuras prendas.

El domingo al ocaso será hora de marchar.
La mar se reirá de esta estúpida procesión del automóvil.
Sí, sabemos hacer exactamente eso que nos dicen.
La carretera nos indicará el camino del dolor, pero aceleraremos.
El carmesí de la tarde pronta distribuirá la sangre.

La mar un día se cobrará su venganza.
Inundará calendarios y décadas, y le sobrarán mareas.
Un lunes, algún día, queremos ir a la mar.
Pero en los mortuorios sólo tendremos coronas de flores térreas.

Derivas.

La deriva a veces no obedece a los timones,
la derrota en ocasiones se traza, mal nos pese, por lo que impera en lo más hondo,
escogemos el camino equivocado y resulta ser el que siempre anhelamos,
qué coño puedo yo decirte si todo es ruina y caos en esta armada desahuciada.

Barcos como sentinas navegables, mentiras a pares de bocas secas,
lloverá sobre el maldito de Coleridge, pero aún no, aún no,
en estas singladuras prefiero la ira, prefiero el odio,
hay un eco que resuena en los teléfonos y que se expresa en décadas carcomidas,
soy un pescador sin caña en las aguas revueltas de la inconsciencia.

No me arrepiento, no tengo miedo, no me doy pena,
sé de la cáscara macilenta en que envolvemos nuestros deseados frutos,
regir nuestra vida es una falaz conquista, la invasión del país del nadie y de la nada,
sólo quedará el olvido, la regia preeminencia de las escobas, la lustre que tape
de mí mismo
las capas de mierda que me unto para sentirme, efectivamente,
del todo humano.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Por qué.

Quisiera saber dónde radica este problema,
este imperio de sentidos tenebrosos que se ha adueñado de mi infancia,
el porqué me empeño en destruirme, el porqué no soy sino un acróstico de la tristeza,
quisiera saber por qué la melancolía va siempre al pairo de mi nave sin prácticos,
el por qué soy yo, y no soy otro mejor.

Es sábado, y yo debería ser feliz,
tantas almas están pendientes de un solo gesto de mi mano,
es sábado, y cuento a mis amigos por cientos, y el amor es como el Tambre en primavera,
el día es mío, y es día de ausencias que abaratan las tremendas presencias.

Por qué, por qué.
Reír al frío es aún posible, todos podemos caer y levantarnos,
no hay porqué cojones arrendarse,
de dónde he sacado, décadas ha, este sesgo trágico de la existencia.

No lo sé, pero veo a través de duendes muertos en mis ojos.
Yo sé que me engendraron, y sé que una mano fúnebre tocó a mi madre.
Temo no estar solo, temo que asentamos nuestras moradas sobre nuestros abrojos,
tengo miedo, los anuncios de la tele me hacen llorar, ahora la madrugada
llega como una nueva batalla para la piel ya desnuda,
por qué soy sólo yo, dónde está mi otrora otro, por qué este aura turbia,
por qué, por qué, por qué.



jueves, 14 de noviembre de 2013

Tú y yo.

Te dirás que no aprender de los errores es algo tan humano,
pero no tener nada que contar es de una sequedad desoladora,
día tras día, en este callado absolver y condenar,
en estas actividades de altísimo riesgo para el alma,
quisieras reinar sobre otras plazas pero creo que sigues rigiendo en tus viejos tronos
de playas vacías, de plazas desoladas.

El ábaco de los años es de una asquerosa uniformidad,
leyes ascendentes y canas a los postres, y que todo siga igual,
tú solo en las tardes en los que los demás hacen su vida sin saber que existes,
tú mencionándonos y cubriendo de indicios los actos que hemos dejado al paso,
tú cercenando nuestro futuro, tú abriendo nuestras puertas, tú repartiendo las hostias
bajo la protección de los púlpitos de Temis, tú tragando ese dolor
que sale de las alamedas donde los niños ya no juegan, de los meandros de la existencia
controlada, de la siempre malnacida voz de la conciencia.

Tú, aquel del que sentirse orgulloso, trabajador insaciable,
tú, saqueador de DNIs y fechas de nacimiento en tantos hechos probados,
te conozco bien, sé que querías llegar a ser útil, que dejaste la mar por estos eriales,
sé que en verano te hundes en el magma de tu imposibilidad de reaccionar,
tú, esbirro, repentista, agitador de códigos a las faldas de las bebidas acalóricas,
te tengo lástima, sí, porque te conozco bien, sé de tus rémoras y de tu incapacidad de amar.

Sé de tus rumbos, sé que te veías llegando a algún lugar,
reías antes de que tus egregias verjas se llenaran de sangre,
tocará callar porque en ningún Norte te conformas y te has estancado aquí,
junto a mí y deseando la horrenda separación de estos siameses
idénticos, sólo unidos
por un único nombre y un menguante corazón.



domingo, 10 de noviembre de 2013

Independència.

Banderas esteladas se agolpan en los balcones,
somos distintos, somos el mismo, puestos callejeros de independentistas,
pedir excusas por ser murciano, fáciles silogismos,
¿cómo querer si el amor depende de porcentajes de kilómetros de autovía,
cómo ver tu bandera a la cabeza del opresor y el ladrón,
y el fácil "en Murcia también estáis muy puteados", y el clamor del vino,
yo quiero ser uno de los vuestros pero nos separan estas razas
inexistentes.

Algo ha cambiado desde mi último viaje,
el odio se ha echado a las calles del Maresme,
me dices que en Intereconomía hablan pestes de vosotros,
te digo que en Onda Cero insultan vuestra inteligencia,
referéndums de varios nombres y carteras ministeriales,
yo sigo andando y me siento en casa, pero lo cierto es que me paráis
y no os intereso.

¿Dónde hemos marrado el tiro, dónde
empezó la distancia en los ricos y los pobres, dónde
el impuesto de la renta comenzó a hablar en otro idioma, porqué
si todos amamos y tememos y la tierra nos ha de cubrir
hemos de distinguirnos por nuestra insignia, por la desidia del callar,
dónde dejamos de decirnos la verdad?

No lo entiendo.
No quiero ser de vuestro movimiento.
No quiero ser de ningún bando, y quiero que me lo expliques.
No comprendo porqué soy un voto sobrante.
Hay una razón para todo esto, y me la has de alumbrar.
Pero soy del enemigo, en el bastión de la soberanía,
y en mi Magreb las balanzas fiscales lanzan cañonazos
de incomprensión.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Vilassar de Mar.

Hazlo, por favor...
Méntame al Río Turilla, al afluente del Taibilla,
dime de Vilassar de Mar, dime que sigue existiendo,
durmiendo a la montaña de los vinos de Alella,
háblame de Vilasar de Mar, y déjame morir...

Cuando te hieren, tu cuerpo tiene las plaquetas.
Cuando te sajan, tu carne tiene la jodida resiliencia. y es elástica,
y abraza al asesino que es una asesina en sus bordes sangrantes,
háblame de El Calar de la Santa, de su restaurante, dime cómo todo se muere,
cuéntame, hazlo, del nocturno sin luces y del acantilado mientras andas,
violento, cerdo, tú todo lo sabías, tú los juzgaste a todos, tú
contra los mudras certeros de la gnosis y el zen,
has muerto, zombie, predador, nueve (casi) años después,
duele, duele, te faltan los dientes para mezclar las hidras,
Río Turilla y Vilasar de Mar, los cuernos del empalado, os quiero, os sigo queriendo,
ningún escenario va a ser tu sanatorio, loco, puto, depresivo,
desmadrado, enorme, tú mismo.

Quisiera perdonar, pero no me lo merezco.
Una bandera tricolor en lo alto del mástil y cantar en catalán.
La querías, te quería, amabas los toros y respetabas a los castellanos,
vino el morlaco a las 01:00 a.m, sin otro aviso que el coño utilizado,
creías que ibas a morir y Satán te dio en la frente....
Las aguas del Río Turilla se helaron ese enero pasado,
la procesión de tus ojos muertos viernes tras viernes,
el horror tiene una forma y a veces tiene un nombre,
jodido arlequín, mañana de nuevo a Vilassar de Mar, y nadie que te arrope,
finge, calla, hay fantasmas entre El Sabinar y Nerpio, te han podido,
exorcismos y pasados contra la evidencia pétrea de tu mente sostenida
por los fármacos y las sedes del antaño.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Vacío y mañana.

Mañana muchos de los míos no estarán,
mañana tendré razones poderosas para la mentira,
mis tíos y primas siempre me han creído señor de los zarzales,
cómo os convenceré que las miserias que oiréis son sólo mías,
si en este nudismo interior voy a quedar palpable como el congrio de los pecios últimos,
cómo tratar de que mi desastrado sexo oral no invoque sus públicos
fracasos.

Tener miedo puede no ser suficiente,
el vino blanco puede ser el agua de esos esteros que se ahogan en la sal,
el nombre de todas las cosas es a veces guarro pero es siempre verdad,
y tengo miedo de perderos, y temo estar sólo en medio de una sala estéril,
sé bien que no soy un poeta y que hay quien me ha calificado de persona.

Siempre podré usar del velamen del consuelo...
Somos reos sin culpa alguna que quebrantan sus condenas,
somos los buzos guays de estas costas donde los espetones ya ni siquiera nos huyen,
los cumpleaños cibernéticos son un donaire de hipocresía,
quién nos quiere, quién me quiere, dónde nuestras alas negras, pesadas,
dónde los últimos recodos donde esconder nuestra amargura.

Mañana muchos de los míos sí estarán, y no les he de gustar,
quizás es que he confundido los códigos con los barros,
quizás es que sólo escribo mierda porque soy uno de sus ciertos componentes,
quizás en distinciones y exquisiteces hemos dejado la herida abierta
y ya a nadie le importan la palabra, la arteria que mana, la carne expuesta al hielo,
puede que mi único problema sea que agrimenso mi dolor en tahúllas
que acrezco y alimento, en mi avulsión desbocada, en mis cauces destructivos.

Puede que no sea el único que así lo sienta, pero esta soledad me abrasa.
Nadie va a venir a salvarme de mí ni a darme golpes de espalda.
Me pesa tanto el pasado que se me volvió silencio,
me persigue el niño que se perdió y ahora
me es tarde para este satánico juego de escondite de las plazoletas vacías
del arrepentido.

Los versos por delante y la mar despavorida...