Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

jueves, 30 de julio de 2015

Nubes.

Nubes.
Tan solamente el pasar
de las nubes.
Por qué.
Por qué no detenerse a contemplar,
sentir su simpleza,
su albura,
qué sombra se instala en los ojos
del que nunca
duerme.
Quién me segó
esa estúpida palabra,
quién tiene la felicidad en almoneda,
nubes, formas sin número,
gotas presas del viento,
ríos del antes y nombres empapados,
por qué sólo escribir cartas a la muerte,
qué es más que una nube, que el canto
de las guitarras sin cuerdas,
que la trampa del hoy, que la soldada
del agua
que no hemos merecido.

martes, 14 de julio de 2015

Singla.

Te estaba buscando.
Un día te marchaste sin dejar seña alguna,
equilibrista del alambre
en esos dudosos fieles de las balanzas
de la ley....
Nunca más regresaste.
Ocurrió que las niñas de la playa
sólo supieron de ti por tus sucias melenas,
todo pasó como devasta la marea las chanclas
descuidadas,
te olvidaste, suicida entre las páginas, y yo te estaba
buscando.
Donde has estado, cómo has administrado
la miseria que le concedías a su triste
señoría, a tus toallas descoloridas
en los balcones de los veranos que olvidaste vivir.
Te estaba llamando, gritos como vientos.
Hoy apenas si te reconozco.
Perdido el amor, perdida la fe, perdida la partida
que jugaste con esos amarracos trucados, órdagos
de mus nocturno
sin otra cartas que los códigos penales.
Esa sequedad en la boca tras las pastillas que
te apuntalaban.
Cómo vas a volver a creer en la luz.
Quién te va a querer en tu locura de indicios racionales,
qué virtud cardinal ha merecido tus décadas
funerarias,
cómo convencerte de que el sol seguirá saliendo
al otro lado de las islas donde aguardan
los despojos
de aquellas risas jóvenes que creían
que habría un mañana.



jueves, 9 de julio de 2015

Badia.

El miedo en tus ojos.
En tus ojos, mirando al suelo.
En tus ojos que creyeron ver la luz
a este otro lado del Mediterráneo.
Has salido con tus amigas.
Te ha pegado.
Te ha amenazado de muerte.
Tienes derecho a no declarar.
Cuál es la ley que ampara ese silencio.
Quién sigue bendiciendo tantas absoluciones.
Qué duele más, la verdad
o los sacros vínculos del anillo
y del terror.