Company of Wolves

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Bark at the Moon

viernes, 23 de diciembre de 2011

Negra Navidad.

No creo...
No creo que nadie naciera en un portal,
ni siquiera se me antoja que ningún mago borracho viera una estrella fugaz,
no puedo creer que unos pastores hicieran otra cosa que cagarse en la noche fría de sus señoritos
                                       (y, si acaso, follarse a sus ovejas),
no creo que el invierno pariera dioses, ni que hubiera sino odio en el alma de los hombres,
no, lo siento, y me temo
que los fariseos simplemente han cambiado túnicas por sotanas,
que las luces y las bolas purpurinas solo ocultan rabias secas,
que queremos, deseamos, pero somos los Herodes de los nuestros,
y no creo, no creo, que nada tengamos que celebrar.

Acaso que alguien se va a atrever a decir un "te amo" (malditas palabras),
acaso que alguien mentirá mientras afila la lija de su sexo,
acaso que, como cada perro, nos lamemos el cipote mientras el otro resbala, acantilado,
acaso que al caer del vino descubriremos que valemos lo que rompemos,
o acaso nada...
felicidad, sí, nuestro deseo de papel de envolver (y mientras no nos jodan),
mientras no me pidas que alargue la mano o te abra mi carne repartida,
fiestas, sí, la del semen que anhela el secar de las lágrimas para encerar las caras,
escorrentías de limas falsas que abrirán las celdas donde debimos quedarnos, reos
inanes,
condenados ya a vagar sin entender, mientras de sonrisas
desdentadas
cargamos las alitas sucias, cuadernos emplumados de derrota,
de tanto ángel
caído.