Que me dejaste además de unas palabras.../
Tus putas palabras cultoides en el arrabio de mi libreta,
tus arquitrabes y arquivoltas sin las que tan feliz había vivido pensándome que en mí estaba mi propio ábaco,/
tus labios angrelados de sibila opaca, tus palabras de mujer tardía,/
qué poco me ha quedado de ti tras la caída de los mitones funerarios,/
cómo me duele el alfabeto, cómo rabio en la nieve/
del ácimo diccionario de tu febrero...
Mudo ahora en el contemplar de los teléfonos, en la calma seca del correo electrónico,/
mi senda de esperanza ennegrecida, mi seguir como la zupia zafia/
de esos postreros vinos que daban brillo a tus ojos/
fraudulentos.
Lo sé, es duro, sentir ese dolor que te abre las entrañas por esa misma persona. Ánimo, es precioso el poema, mas, evidentemente, prefiriría no oirlo del puño y letra de un amigo porque un poco conozco aquello. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarBonita eres. Y me quieres. Bastante más de lo que yo mismo hago.
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