Es fácil rendirse,
dejar de andar y bajar la mirada,
quizás hasta inevitable es preguntarse el porqué de estos coitos de voz sorda,
sí, creo que vagamos y miramos pero nada recorremos
ni vemos.
Por eso quizás debamos seguir adelante,
pues somos fantasmas de nuestra propia sombra,
lánguidos brazos caídos de sauce que ya no llora,
es fácil terminarse, sí,
pero la resistencia de la palabra Dios es no menos terrible
y su mandato no más cálido que el golpe
del ala sin vuelo.
Cada coito de voz sorda es una negativa a rendirse
ResponderEliminarAsí es, sin duda, hombre de los muchos nombres.
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