La experiencia demuestra que puedo vivir sin ti,
las albas que se suceden, y tú no estás,
la verdad vierte su esencia espesa, y puedo abrazarme a mi propio metal, y hallarme
en el señuelo de otros brazos y en el sueño de otras gárgolas,
sí, soy libre, no te necesito,
como hay cascadas secas de huevos hueros, tantas nadas cordiales,
como las horas que no tienen más que un nombre que braman las paredes
amordazadas,
sí, me soy suficiente, pleno,
rorcual en el azul que tú haces púrpura, falso fruto
como los caquis de la calle Cuatro Santos, antaño, cuando los esponsales tenían
tal cual hoy, sin ti, en mi coraza de añicos,
el sabor a mentira del engreído
invernadero.
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