Me seco y me aferro a mi último eslabón,
esta cadena que arrastro tiene nombres del pasado,
el derecho al olvido es otra chorrada de los leguleyos,
somos reos con los grilletes del dolor infligido,
señores de un dominio de sales heridas.
Hemos hecho el mal, y nos atrevemos a reírnos.
A pedradas de rabia hemos dominado al hermano.
Ya no sé escribir de la dulzura, de los párpados de llanto sanador,
los ojos ciegos a la belleza.
Qué me pasa, cuándo lo entendí, por qué la lucidez llegó tan tarde,
por qué me arrepiento de tantas hostias como os habéis merecido.
Espectacular foto.
ResponderEliminarPelín atrevida, si me apuras. Gracias, Joaquín.
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