Nos hemos habituado al horror,
Kurtz no es tan impresionante río arriba de la nada,
es sólo la muerte de los miles y el llanto de los todos,
el odio y la raza generan sinergias indudables, y vivimos dentro de nuestros mundos,
niños protegidos por fronteras, por leyes, a salvo de los idiotas
que pretendan pensar que todo pudo ser de otro modo.
Probablemente sea cierto que el esfuerzo tiene su recompensa,
mas cada día veo a emperrados luchadores rendir sus cabezas al alfanje,
incluso temo que no siempre la distribución de los panes haya sido limpia,
y mañana os condenaré conforme a las leyes de los hombres,
seré inflexible pues para ello me pagáis,
pero hay grajos negros custodiando las estadísticas, lentejas de pobre
y racimos de hermanos sin papeles en los picos de esta Campana de Gauss,
somos todos iguales, sí, aunque a ratos se me antoja
que todas esas doctas frases son una grandísima mierda,
y mientras tanto la verdad que rezuman los atestados va adoptando
forma de congénere, y seamos sensatos, el reparto de lo escaso
siempre deja sus migajas en los mismos lagares.
Decidme, pues, que el pesimismo es mi compañero de cama,
que estoy equivocado y hay mareas de esperanza,
que la justicia se administra
en nombre de este pueblo que nunca, nunca jamás
se equivoca.
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