Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

viernes, 31 de octubre de 2014

Líricas.

No tuvimos, amor mío, aviso previo.
La tarde se lisió contra los ventanales de la otrora luz.
Como ceniza de conocido amargor, el ocaso frenó el batir
de aquellas alas, el soñar de esos zapatos, el lustroso abandono
de los bañadores, el llanto por la, siempre nuestra, soledad.

No hubo elección, no nos avisaron de que tocó la muerte
nuestras puertas, no nos dijeron que los baúles de navidad
rezumaban siempre la misma sangre, que dádivas horribles
aguardaban en las bocas de las sonrisas y del amigo,
nadie nos dijo que íbamos a envidiarnos hasta los merecidos 
silencios.

No lo creía, pero todos mirabais, reverentes, hacia la misma pared.
La hermosura y el odio comandados por las mismas voces.
No me pude imaginar que los ojos hilvanaran dardos tan certeros.
No tuve elección, todo fueron aplausos, tetas dulcísimas, películas
porno narradas a la segura cortina de los versos, sierras,
madera inane, 
clavos ardiendo...

Corra, pues, el vino, 
reclame la vid atormentada sus territorios defraudados, 
su última vendimia de otoños y farsantes, yo mismo, tú mismo,
abra el doom metal sus compuertas e inunde tanta escoria,
ondee el pendón del amor en mitad de estos derroteros,
de estos pírricos celemines cubiertos de noche
y de mentira, señoree la mar frígida sobre los faluchos
donde claman
los poetastros.

 
 



 

domingo, 12 de octubre de 2014

Sé que es triste.

Ahora lo entiendo todo.
Se trataba solamente de decirlo,
de escribir del amor y de sus caños líberes,
del hueco de los hombros al costado de las camas,
se trataba simplemente
de sentir ese dulzor que esperaba a los pliegues de la carne,
de morar en los cobijos del lazo y la almohada.

Pero no sé por qué.
Por qué a mí, por qué yo, quién
me señaló para singlar el miedo sin zapatos.
Cuándo espesó esta boria que me ha quebrado el mástil,
qué me ha dejado dueño de estas calas vacías, de tantos
acertijos sin otra solución
que los inviernos, y dónde coño
está hoy el guerrero que defendía su fe, y dónde
yacen descosidas sus banderas.

Quería pediros perdón, pero esto está pasando.
Soy un enfermo sin traje de aislamiento.
Infeccioso como el negro bastardo de estas lunas menguantes,
pírrico en sus labios vagabundos, el último precio vil
del sucio comercio del dolor y la locura.

No tiene sentido, no.
Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento.







martes, 7 de octubre de 2014

El viento.

El viento tiene un solo nombre,
sin el don de la palabra se nomina de acuerdo a nuestra sed,
anuncia la inevitable derrota y circula por las últimas herrumbres,
el viento ya adelanta aquello que debe ser púa y silencio.

El viento está ululando entre las húmedas campanas del otoño,
los fastos del verano se han tornado grises soldadas melancólicas,
las amazonas de la espuma ya enfrían los cabellos de la mar,
el viento se pasa las brújulas por los cojones y nos mira a la cara,
será cuando él disponga, será cuando menos lo esperemos,
el viento vendrá, con su puño en las puertas del último cobijo,
asistirá a nuestros esponsales con la muerte, hará volar las lágrimas
de nuestros hijos, no hará distingos entre lo bello y lo estéril,
simplemente estallarán las cristaleras, de pronto habrá un grito en los misales,
el viento tiene un nombre y bien sabéis que no errará el golpe,
el viento tiene sólo un nombre y es, escuchadle,
el de todos vosotros.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Mar.

Quiero hablar de la mar,
quiero decir que puede que esa nostalgia sea nuestra única verdad,
que de lunes a viernes tengo migrañas de tierra,
zarpazos de dominios públicos, ahorcaduras de reloj penitente,
yo sólo quiero hablar de la mar, de su completud, de su impertérrito
presenciar las estantiguas de estos sexos paranoides
con los que nos nombramos.

Sí, el sábado a la tarde cae la mar como una maza de agua ácida,
nos damos cuenta de que hemos enumerado los pecados del prójimo,
nos dividimos en los restaurantes esnobs por la estirpe del bolsillo,
mas el sábado a la noche la mar se adorna de tules y reparte las hostias
por igual.
Yo quiero hablar de la mar, yo quiero recordar que la tela que vestimos
no nos esconde, que una sonrisa es peligrosa como un ramo de mierda,
que tras las persianas están apostados los cuerpos inútiles de los fieles a Dios,
que el Mal tiene el coño depilado y va al gimnasio a moldear su abdomen de machote,
que el consuelo del vino llegó demasiado tarde.



Los faros están vomitando haces incapaces contra el tiempo,
nadie saca los clavos a los maderos a los que nos clavamos
las almas llevan su contabilidad paralela y muñen su gran estafa,
sólo quiero decir que a la mar habremos de rendir nuestras cuentas,
que las togas ahogadas no conocen del principio de oportunidad...

Decidme al menos si aún tenéis miedo,
si sabéis ya quién es vuestro más fiel enemigo,
yo quiero hablar de la mar y recordar que la mentira es nuestra primera derivada,
ensalzar el galipote que tizna por igual al sabio cobarde
y al imbécil del poeta.