Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

jueves, 29 de mayo de 2014

Esencias del mercado.

Yo no quería ser mejor que tú.
En realidad, yo deseaba romper los instrumentos de medida.
Pero hoy hay nuevas reglas y los versos cuestan dinero.
Los corazones se han poblado de alambradas de espino, las viejas canciones
no resisten esta metamorfosis del alma que sólo lo quiere todo,
que ahora no se conforma con el sueño.

Me aterran el futuro y sus naves despobladas, esta deriva hacia los coños
desacostumbrados, este torpor de los miembros que aún se aferran.
Nos exigirán lo que no podremos dar.
Nos sentiremos obligados a demostrárselo,
a probar que podemos ser así de despreciables, y las lunas de verano
no serán suficientes, y no será tiempo para la piedad que enlentece,
hay que golpear feroz, agrio, ser el primero de los coyotes de la nueva época,
uñas como cuchillos y dientes como escorpiones, romped,
rasgad, lamer el cáliz de las bondadosas yugulares,
tragar la avalancha de las hendidas y agolpadas espermátidas.

Nos dirán que no podemos ser menos que monstruos.
Las tumbas aguardan a los duendes de las últimas lluvias, y siempre será abril,
canteros de epitafios sobre el dolor de los otros, rostros rígidos
que no aguardarán a las hijastras que nos follamos tras las series televisivas.
No será cuestión de razas, los enfermos seremos secuenciados,
los prospectos advertirán de que el amor puede ser un terrible efecto secundario,
la eficacia será la bandera de la revolución, y tendremos miedo,
hay rosas negras que definen los nombres del silencio, tomaremos café al mediodía
mientras nos importamos poco menos que un carajo, y qué,
y qué, si ya murió el amigo víctima del olvido y del deber,
si los pasos no traerán más huella que la arena enrojecida,
si el robín y la sarna se han hecho con las cerraduras que otrora velábamos.

Yo no quería ser mejor que nadie.
Hoy, adversativo, compito hasta conmigo mismo.
Yo quería ser el loco que sostuviera la rentabilidad de las cloacas.
Me decís hoy que ya no es tiempo de vestir escudos de derrota.
Nadie nos levantará al final, y aún desahuciados nos valdrá el orgullo, negaremos
nuestras culpas, seguiremos escupiendo al estupor
de nuestros hermanos
repudiados,
la declinación del siete ordenando nuestros pecados capitales.




.

Nocturno.

Tu ausencia me sabe como a Onán,/
al vade retro de la noche terminal,/
al carnaval del miedo con máscara de cierzo,/
tu distancia es la tonsura de mis frailes descuidados.//

Sábanas nuevas aciertan con la piel,/
tu lejanía es la inundación de las aguas guarras,/
carillones que conocen del compás de lo prohibido,/
es tu marcha la corona de tanta virgen muda,/
desflorada.

miércoles, 28 de mayo de 2014

En tu ausencia.

Eres mucho más que la sonrisa y el acceso a la carne regalada.
Están en ti esas máculas que ha dejado este transcurso,
las sendas de tus ojos que se pueblan de desiertos secos, las lágrimas
que callas cuando te encoges en esa cama de este otro,
sé que en tu espera a las tardes hay un aluvión de manos repartidas,
y esa, esa es mi fortaleza.

No me sería posible todo esto sin tu ayuda.
No podría engendrar verso alguno sin saberte.
Camparía por los acantilados,
vería los geométricos traseros que no ha poblado mi lengua,
la noche traería sin duda otros consuelos
pero hay sublevaciones de árbol y viento que nada perdonarían,
y es que has enamorado a todo este alrededor y a ratos, creo saberlo,
has poblado las estancias vacuas de las moradas que abandoné.

Los poemas de amor no son lo mío.
Prefiero hablar de que no me conformo con la vida.
Quiero decirle a Dios que todo esto ha sido una gran putada.
Gritar, chillar, tirarme de estos putos pelos que han sido mi última cruzada.
Pero para ladrar hay que tener algo más que un auditorio,
y este perro ha hallado la caricia en el templo caprichoso
de la seripendia.

Gime Cronos como caen los meses, en este
sabor de tantos al mármol terminal, en estos anales abiertos
de la depresión.
No sé si estos responsos sonarán a muerto o a comienzo.
Pero hoy te creo, y en las losas del doom metal has labrado a dedo y diente
la cólera de tus extraños epitafios, de la nieve aventada del aún,
del aleteo vampírico de la resurrección.



miércoles, 21 de mayo de 2014

Inútil.

Si nada tienes que escribir, no lo hagas.
Si el sentir siempre es negro y si la mar no es consuelo, calla.
Ser feliz con lo que se tiene es el axioma de tantos idiotas.
Si el calendario está pleno de sabañones, al menos no vuelvas.

Del anzuelo siempre quedan los recuerdos, siempre.
Mordimos la carnaza cuando empezamos a creernos algo,
hoy nos toca aceptar que somos morralla de roqueo.
Los pescadores de la tarde que agoniza ya no te ansían en sus lonjas.

Mas si no has de ser feliz, al menos grita.
La rebeldía es inútil, pero también lo es el verso.


Sin ti.

No soy lo que esperabas de mí.
La niebla anega estos campos otrora luminosos.
La vida va vertiendo sus putadas, y caen telones negros.
Pero sé que te quiero en ese lugar donde no llega la razón.

Pedirte que me esperes entre tanta anexión de lo obscuro.
Las habitaciones sólo tendrían gatos maullando tu ausencia.
El heavy metal sabría a réquiem, el vino sería sólo vino y filo.
Aún la risa es en tu derredor, aún tu tiempo es mi mascarón de proa.

No quiero ser imparcial.
La poesía se me agota sin mi dosis de dolor, y qué me importa.
Sin ti sé que todo me rimaría con gilipollas

miércoles, 14 de mayo de 2014

Leyes.

Me seco y me aferro a mi último eslabón,
esta cadena que arrastro tiene nombres del pasado,
el derecho al olvido es otra chorrada de los leguleyos,
somos reos con los grilletes del dolor infligido,
señores de un dominio de sales heridas.

Hemos hecho el mal, y nos atrevemos a reírnos.
A pedradas de rabia hemos dominado al hermano.
Ya no sé escribir de la dulzura, de los párpados de llanto sanador,
los ojos ciegos a la belleza.
Qué me pasa, cuándo lo entendí, por qué la lucidez llegó tan tarde,
por qué me arrepiento de tantas hostias como os habéis merecido.


Erratas.

¿Cuál es el perímetro de nuestra valía?
¿Dónde acaba lo que quieren que seamos?
¿Cuándo una hora escasa para mirar al cielo, cuándo
el enojoso trámite de analizar las brújulas
e incluso corregirlas?

Nos no pedimos que esta saja de dentro no parara de sangrar.
Dice mi amada que está hasta el coño de este claudicar,
de este saberse derrotado y cagarse en Dios y rabiar a los relojes.
Yo sólo sé que el dolor es ese corte que nunca nos cosieron.

Sí, la guitarra eléctrica ha desgranado los apellidos de la soledad.
Sí, fuimos monos sucios que sólo quisimos encularnos y poder contarlo.
Hoy las farolas del verano siguen alumbrando las plazas vacías.
Mayo se equivoca en sus tormentas y Javier Krahe ya luce muecas de hastío.

Contra la enfermedad del alma no valdrá alquimia alguna.
La salida de los astros no cesará, y habremos de aceptarnos.
Patear el polvo de barrios anochecidos y esperar nuestro momento.
El de admitir que no son incontables las mareas que aún nos quedan.
El de no guardar rencor y afirmar que no siempre nos equivocamos.


jueves, 8 de mayo de 2014

Perdiendo el tiempo.

Me han dicho que si escribo estoy perdiendo el tiempo./
La poesía es el arte de engañarse a uno mismo./
Me aseguran que en la lírica desatiendo mis obligaciones./
Mas sólo me creo útil cuando me expongo al ridículo./

Se esperan de mí doctas sentencias, justos autos./
Han pasado años y los he contado por miles./
Hoy mis dedos cansados saben que mucho ha sido en balde./
Los vientos han seguido hendiendo la mar y los faros no me han esperado./

Inútiles calendarios frente a quien nada puedes./
La fama es el degolladero de los hombres libres./
Hoy cumpliré conmigo para servir a todos./
Las armas blancas conocen del manar de nuestras noches./

Mis hijos fueron niños con un padre al teclado./
Y aún no entiendo bien cómo brindan su perdón./
Besos que no te di y que ahora llegan tarde./
O quizás aún es momento para abrir puertas ansiadas, las alacenas/
repletas del ahora y el todavía./


Crotal.

Sólo esas dos ovejas han tenido el privilegio,
salieron del maletero del coche que robaste y nadie sabe de quién son,
orgullosas en el cuartel de la Guardia Civil sin nadie que las esquile,
sólo esas dos ovejas, plenas, en la ausencia de los crotales.

Me temo que tú y yo no podremos decir lo mismo.
Todos estamos inventariados y somos de sobra conocidos,
tú eres toda una eminencia en el Registro de Penados y Rebeldes,
en el Barrio de la Fama te conocen y te fían el caballo,
y los dos tenemos nuestros registros en la bendita Agencia Tributaria,
y carnés de identidad de este Estado que todo lo hace por nosotros,
yo con mi corbata y tú con tu ganzúa, somos gentes de las que se espera algo,
esclavos de nuestras glorias pasadas y labradores sin azadas de nuestro provenir,
mano a mano cavando en la tierra ese agujero que habrá de recogernos.

Los bancos saben de nuestras solvencias y yo pago religiosamente mi hipoteca,
la financiera de Toyota me visita mes a mes y Telefónica  me felicita el cumpleaños,
todas las tardes tú buscas qué palo dar para seguir tirando mientras yo dispongo
de las leyes del pecado humano, de los pasos que dar en pos del orden público,
y somos jodidas pavesas en medio de esta hoguera del por qué y del cuándo,
y nos han marcado mil veces como a la res que debe su ser a su ganadería,
crotales, argollas, tarjetas sin crédito y tarjetas de visita, todo se nos irá a la mierda,
a la mierda,
miro esas dos ovejas y sé que pacerán donde les dé la gana,
la leche y el abrigo no les hacen indagar sus motivos,
Dios no las ha dispuesto con habilidades sociales ni les importa el porqué,
su mundo se limita a ellas mismas y no temen a la muerte,
quién, quién ha salido ganando en el órdago de la evolución,
tú y yo valemos lo que podamos pagar y al final seremos prontamente sustituidos,
como todos, como todos los ciudadanos libres de este Reino soberano,
iguales en obligaciones, consumidores necesarios, queridos por los nuestros,
señores de nuestra mordaza y fieles senderistas
del camino que otros nos han elegido.



martes, 6 de mayo de 2014

Diré que no.

No me vas a domeñar.
Tus hidras no llegarán (al menos hoy) a mis costas.
La luna saldrá, y con la noche vendrá el olvido de los vinos.
La edad adulta se antojará una dolida recidiva.

Tantos años descubriendo la teleología de la angustia.
El juego terminará pero no voy a cambiar, del espanto, ni un nombre.
Sea yo, pues, el que se ría mientras me invade la suerte.
No podrás conmigo, tristeza, no seré yo el que llore al graznar
de esos tus hijos de puta y ácimos violines.

jueves, 1 de mayo de 2014

Trufo.

Hoy quiero creer en Dios, aunque no toque.
Se ha muerto el perro de mis hijos, mi Trufo, hoy
quiero creer en el Dios de los perros, porque todo es horror.

Dímelo tú, Loli, miénteme...
No somos capaces de ver todas las esferas de la realidad,
nuestra mente se acostumbra evolutivamente a nuestras necesidades,
existen presencias,
hay otras luces y vistas,
yo quiero estar borracho, mi Trufo se ha muerto, se ha muerto
con dos añitos, era un niño, era un cándido blasón de miradas y colas repartidas,
hoy quiero creer en Dios, me importa un pijo el bing-bang, me la suda la verdad,
quiero un lugar para mi Trufo, quiero que esté allá,
yo mismo quiero ir allí, quiero morrearle en su despliegue de amor desprendido,
no me conformo con su cajita cerrada debajo de la casa de mis hijos,
no me conforme con cavar este hoyo y que se lo coman las hormigas,
he visto su cuerpo insepulto media larga hora con mis hijos llorando,
y una puta garrapata que le quitaron se lo ha llevado a la muerte,
a la jodida muerte,
jodido final de todos nos, pero Dios tiene a Trufo a su diestra,
Jesucristo era un tío grande pero dudó, y mi Trufo no,
mi Trufo exhaló tras semanas de calvario, y pensaba en los suyos,
y la cercanía de los suyos era su única arma,
y los veterinarios lo dijeron, no podíamos estar allí,
estábamos lejos de esa clínica donde la trataron de salvar la vida,
no podíamos presenciar su postrera transfusión de sangre,
Trufo tenía dos añitos y no se podía morir,
y por qué sigo yo vivo a mis cuarenta y seis, quién coño soy yo,
yo condeno a los demás y Trufo siempre les amó,
Trufo existe mientras lloro sobre su alfombra,
Trufo victorioso tras las putas bacterias,
Trufo alegre ahora que no le tengo, Trufo que me cuida en las sentinas del Juzgado,
hoy, hoy, hoy, hoy, hoy quiero creer en Dios,
no hay para los humanos esperanza,
sólo hay Dios para los perros, para los inmáculos animales,
hijos que lloran y padre que llora,
os pido, por Dios, que le hagáis un hueco en vuestras vidas,
os pido que le abramos la puerta de su eternidad,
nadie debe morir con sólo dos años,
nadie, cabrón de Dios, tienes derecho a llevarte,
nadie merece tu daga traidora, nadie es tributario de tu camino encendido,
te odio, te odio, te odio,
tienes que existir, tienes a mi Trufo, él te lame mientras dispones sobre nuestra mísera vida,
devuélvemelo, reyezuelo, devuélvemelo, hazle ladrar y salir de su hoyo
horadado en la tierra de la que siempre fue digno,
cavado a sabañón con la fuerza de la lágrima y del viento negro.


Hoy quiero creer en Dios, en aquel que se ha llevado a mi Trufo,
y tú me dices que es todo en balde,
que ese gran hijo de puta resulta que no existe...

Hoy he de creer en ti, Dios, y por mi sangre
que si no existes te labraré de arcilla sobre el pecho de aquel perro que siempre fue mi hijo.