Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

miércoles, 29 de enero de 2014

La sombra.

Como cada tarde, he ingerido comida prefabricada.
Mi mundo es perfecto, como yo lo habría querido.
En mi ordenador puedo trabajar tras la mañana del estrés postraumático,
esta tarde he llevado un traje al tinte y he comprado coletas para mis melenas,
he repostado gasoil en mi coche, en mi continuidad simbólica con ruedas
y lamentos,
estoy decidiendo dónde se encuentran el bien y el mal.

Supongo que todo esto tiene que ser así,
supongo que mis primos, los pescadores, también se duelen con los días,
también porfían al ver los calendarios del horror sobre el Cabo, al escuchar
las sirenas del ocaso temprano repartirse entre los vientos,
al ver al tiempo recoger siempre las mismas redes, aquellas en las que cebamos
ignorantes
de que cada día ha sido una oportunidad perdida.

Sé que alguien se oculta dentro de t
odos nosotros.
Sé que la sombra de Jung es más cierta que las sonrisas del café.
Tánatos y Eros jugando a la desolación, al divertimento de lo obscuro,
sé que la mentira es nuestra enseña y que no perderemos ocasión de hacer llorar,
pero yo sigo juzgando y consumiéndome,
me voy a lavar el pelo, voy a vestirme de sal y noche en esta casa sola
de mis solas derrotas como hijos lejanos y amores perdidos,
y voy a disimular que mi alter ego social es bien amado en el Facebook,
y voy a pretender que todo me importa más que un jodido carajo,
y llegará la madrugada, y nadie me hablará al otro lado de la cama,
tendré miedo, yo no quise este palacio de los grandes diplomas,
yo seré un hijo de puta, sí, pero necesito tanto
tantísimo
que de veras me quieran...

(Y la luna no traerá otros labios que los del rocío daimónico,
ennegrecido).

Serpientes.


Es desolador, creedme,
esta mi constante empírica de labranza y mudanza,
cada umbral que cruzo es a la postre mi puerta de salida,
no pertenecer, no permanecer, nada que reste de mí,
nos queremos, nos olvidamos, ciclos de nacimiento y muerte,
quizás todo esto esté siendo para nada.

Quedar, sí, quedar,
ser vuestro en algún sucio rincón de vuestra populosa alma,
agarrarme a la piedra que corta contra la absorción del Levante,
sernos algo más que la risa fácil del vino y la piel
sobrante, exfoliada,
de nuestra epidermis de fraudulentas
serpientes.

domingo, 19 de enero de 2014

Patones de Arriba.

Siempre llovía en esas sierras nortes,
yo supe extraviar mis pasos al dolor de esa pizarra,
hubo un tiempo perdido para todos, o eso creo,
todos hemos tenido la grandísima ocasión de equivocarnos,
yo andaba por Patones de Arriba y me decía que el amor sería
para siempre.

De tantos fallos y nombres como décadas sepultas
no hallaré motivos en mis menguados bolsillos de estudiante,
ni en las suelas rotas de mis lesos zapatos castellanos,
poco tengo hoy que decir ante la horrenda belleza de la ciudad que surge de la roca,
jurar es la última trampa de esta educación cristina,
jurar es siempre un salto de fe al efectivo vacío,
un caer a dentelladas contra el liquen de estos montes donde no llegó el francés,
noches de bodas, camas calientes, glamour del día del que luego tanto hablaron
esas abrasivas sentencias de nulidad.

Hoy vienes conmigo por estos lares del viento y de la altura,
reímos y podemos comer en un digno restaurante,
sólo la lluvia persiste y corrige al alza los años que contamos,
quién me ha visto, cómo no recordar que gota y rota riman con derrota,
sotas de bastos acechando en los rincones,
y hoy decir "te quiero" es más que una osadía,
es un puñal que acierta, es un paseo a la barranca del olvido, es un corte
que siempre sangra, y sin embargo nada es tan cierto
como que aquí estamos, manos ateridas de temor mas al fin entrelazadas,
y algún día tendrá que salir el sol que seque estas calles heridas del pasado
y del silencio.

Vendrá el día en que el Rey de Patones se rendirá a una última acometida,
el día en que penetren estos muros de piedra acerba esos soldados
marrajos
del ejército vencedor de la desesperanza.

sábado, 18 de enero de 2014

Calle de Alcalá.

Nadie se ha parado a ayudar...

En un semáforo de la Calle de Alcalá,
ese anciano con su gallado y trastabillándose,
yo en mi coche gimiendo al estupor,
su dentadura postiza volando por los aires, cayendo en el cepellón
térreo
de esos árboles supervivientes de los cláxones y de las mierdas de los perros.

Nadie ha hecho un gesto inconveniente.
El viejo ha recuperado la estúpida compostura,
ha arreglado su abrigo, ha rehecho su cara,
esa cara de quien vive solo en la Calle Cartagena porque sus hijos no merecen sus esquirlas,
ha recogido su dentadura, y lloraba,
y la ha limpiado con ese pañuelo en el que otrora su viuda parió sus iniciales,
la ha colocado en una boca que deseaba no estar allí, y nadie, nadie
se ha dispuesto a preguntar, pues somos asépticos y respetamos el dolor de los demás,
porque una mano amiga que sujete el bastón se entendería como una inmisión,
mejor inmisionar los coños de las damas de la juventud, sí,
en la ciudad sin tierra el viejo ha apoyado su bastón en el charco del cuadrado de la vida,
ese cuadrado que rodea el árbol que ha sido el único en alzarse con sus copas en su auxilio,
su dentadura postiza quizás ya presa del contagio de tanta y tanta mugre de las almas,
y he maldecido el color de las fases semafóricas,
y he odiado mi pie sobre el acelerador,
y qué coño es un puto atasco, unos minutos, con tal de reventar los oídos de tantos
con unas palabras de "¿cómo está" y "¿cómo puede usted seguir, mi héroe,
adelante?".

domingo, 12 de enero de 2014

Angélica.

Ellos se empeñan, ellos insisten.
Luchad, dicen, pelead.
Ser perfectos como vuestro Padre es perfecto.
Dejaréis vuestras obras a los pies de vuestros hijos.
Siempre habría un motivo, siempre una explicación para el alambre
y el olvido.

No quieras bajar los brazos, guerrero.
Te hemos traído aquí para que nos hagas dignos.
El Mal y el Bien en las cartas repartidas.
Los barrios de los ricos y los bloques de los otros.
El Código Civil sea tu horizonte.
El Código Penal fije tus límites.

Y a ratos me duele tanto...
Mi ángel de la guarda se está follando a tu santa madre.
Agarro el acero de la lógica y no encuentro al enemigo.
Resulta que los cabrachos sólo pinchan a quien los pisa.
Sucede que las corvinas nadan en manadas y se comen a los ahogados.
Me dijeron blanco y negro, y hoy las canas son lesiones extraviadas
en el gris.

Nos vestimos con los tules de la justicia
y me dices que todos pudimos decidir nuestro camino.
Pero a cada recodo se abrían tantas sendas traicioneras
que a nadie he hallado culpable de esta ablación
insensata
de las brújulas,
y en la noche de las almas extraviadas sé que todos azuzamos
esa pira ya innegable, aterradora, de las varas
de medir.



Lu.

No me importa.
Nadie comenta mis posts en mi blog.
¿Y qué coño amonta un post,
y qué hostias significa un blog?...

Los poemas son palabras malditas.
Los poemas se hacen para tirarlos.
Los poemas se inscriben en el papel de limpiar culos.
La traición mayor es cuando le demos al "me gusta"
con la engreída facilidad del que juzga a su contrario.

Me importa un nabo, insisto.
Las hortalizas y la poesía han conmixtionado mi ser.
Las calabazas de los máximos poetas han sido mi laurel para el Foro.
Los melones me riman con cojones, y me atrevo aún más,
los melones son seres hermosos comparados con nuestros odiosos ojos
de macho retenido en semen
que los miran.

Hoy mis hijos están conmigo.
Hoy mis hijos han compartido mesa y mantel, ellos
sabrán del porqué, ellos me han regalado
su incomprensión.
Resulta que sería un tarado para el Juzgado de Familia.
Acontece que no soy esa persona equilibrada.
¿Lo sois vos?
Mi guarda y custodia se somete a la Ley de los insultos.
Lucía me he dicho que soy el trozo de mierda más bello del mundo.
Y ha de resultar que en sus ojos es así.
Pues órdago a los pares, queridos.
Como estiércol humeante, la campiña es mi tesoro.
Como etanol viviente, soy abono y vida.
¿Tenéis algo más que ofrecerme en esta tierra de idólatras, en esta mar
contaminada
de cobardes?

Yo soy un montón de mierda, y empero me quieren.
Yo soy el que no lo merece, y sin embargo recibe.
Un montón de mierda, sí, el que nunca ganará un premio.
Cuántas las alabardas de vos, mis arqueros.
Decidme la verdad.
Seré mejor esgrimiendo mis sentencias, mis palabras
provocan la erosión imprescindible
de los gases innobles.
Pero soy el montón de mierda más bello de este mundo.
Y como la hez me ofrezco, y ciertamente Hades es caprichoso.
La mierda y el triunfo, la matemática del error,
las dulces, dulcísimas, palabras del niño
que siempre arroja, sonriente dios, el canto primo
de la siempre terrible
verdad.

jueves, 2 de enero de 2014

Ego.

Algún día tendré que cambiar.
Más pronto que tarde habré de aceptarme,
sin asco ni orgullo, sin bandera alguna,
no ser ya sólo aquello que os agrade,
dejar de escribir pamemas detrás de vuestro elogio,
reducirme a esferas de incompetencia, admitir los tantísimos errores,
desprenderme de los títulos estúpidos que me han adornado...
quiero dejar de sufrir por lo que me diréis.

Bajo este esmalte de suficiencia me reduzco a vuestra aprobación,
dónde quedó aquel que sería para sí mismo,
yo soy dueño por derecho propio sólo de estas calas, 
yo sólo soy señor de aquello que he sufrido.

Miradme, pues, sin anillos ni melenas,
sabed que por la tarde avanza un frío que inunda,
me enseñaron a ser el mejor, y aprendí a intentarlo,
mas ya no quiero ser único, no quiero ser digno, ansío tanto 
bracear por horizontes ajenos al dolor
y me aterra el ácido viento que arrasa las costas
de mi conciencia.

Ser sólo yo.
Sonreír como el niño que todo lo tuvo, que todo lo perdió.
Afilar mis cuchillos y clavarlos en la tierra.
Si os parezco un gilipollas, ese será mi regalo.
Caer al golpe y llorar al insulto.
Deberá ser sencillo, deberá ser posible.
Recibirme por fin sin traer otro equipaje
que el sincero sabor de la dulce derrota.

Decirme por última vez que no pude hacerlo.
Salir de este infierno del que soy mi Can Cerbero.
Creer en mí de nuevo, en esta última y ajada sangre,
dueña al fin de estas venas que vuestro aplauso
tantas veces
cor
     ta
        ron.