Salir de aquí,
hoy llama la mar y el sol arbitra,
escapar de esta jaula de documentales y testimonios,
campar, herir, beber, reír.
Cada día es una agenda machacada a martillazos,
cogiendo los migajas de sus lesas relojerías,
tratando con ellas de componer una vida, una superficie de piel
y sueños,
no me cuentes, no, que mi destino era otro.
No quiero seguir sintiendo el tristor de los demás,
Dios, el hijo de perra, nos condenó al sudor y a la frente,
tira las puertas, rompe los pleitos, seamos
pájaros sin alas y esclavos a galeras, pero vivos,
cordiales empapados en vino blanco,
muñecos sin sexo que le hablan, quirúrgicos,
al viento que es sólo uno.
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