Company of Wolves

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Bark at the Moon

lunes, 15 de abril de 2013

Hotel "Barcelona Center".

Gritan los alaridos de la tarde a la permanencia aséptica de los hoteles,
y está siendo hoy,
hoy me guiaron mis putos comandantes a la Calle Balmes, y todo volvió a caer,
siempre lo hace, os ocurre a todos, se desplomó ese arpegio que creímos insonoro,
no pudimos dar la espalda a tantas heridas que se agazapaban,
yo querré luchar contra esta gran flota de los ecos del tiempo,
contra esta Armada Invencible,
pero nada de ello resistirá el balerío de tantas gentes que hemos abandonado,
cobardes como somos,
                                    egoístas,
                                                  élficos dioses de la arcada,
por los caminos.

Barcelona fue el lugar donde escogí ser menos que lo aún menos,
adolescentes de independencia fútil cayeron como granaderos contra mis otrora lechos
                                                matrimoniales,
Barcelona y su mar resultaron hablar otro idioma que mis tercas olas de Cabo de Palos,
todo fue sencillo mientras sólo conversaban las estructuras húmedas de los coños y los labios,
pero hay algo más en la vida del otro que nunca será nuestro,
está todo ese vómito, está tanto formol que amortaje los gestos de las manos
sobre los ojos devastados por el llanto,
por la marcha fúnebre de unas y otras pieles sobre la que prometimos la última y la nuestra,
todo se fue a la mierda en Barcelona, comentan aún mis hijos al gruñir de las guitarras del black metal,
y yo les digo que no,
que todo se fue al carajo mucho antes, al nacer, al atreverse a mirar,
al osar ser lo que tuvimos prohibido,
esos ensoñiscados niños que pensaron que la sonrisa y la mano amiga domeñarían
las formaciones calcáreas de la orina sobre nuestros cartularios
del horror.

(Y que me jodan, de veras, eso le pido a la noche,
que a todos nos jodan a tiempo de levantarnos en la bandera de nuestra propia
nacionalista
                   miseria).

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