Company of Wolves

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Bark at the Moon

domingo, 24 de marzo de 2013

Juzgado de Guardia, 23-III-2013, 23:20 horas.

Os habéis llevado todo el cobre de las farolas del polígono,
has metido en el trullo la farlopa que tu novio va a vender
(nueve bolas de horror en el culo que han terminado ascendiendo),
dices que es mentira que has robado a cuchillo cuatro móviles a esas cuatro pobres crías,
e insistís en que vuestras huellas dactilares no son esas de la casa reventada
al gritar de los niños que dormían.

No sé ni porqué os sigo luchando.

He conseguido que algunos de vosotros piséis la prisión,
me digo que con ello vais a dejar de depredar a las gentes inocentes
                                     (¿quienes son las gentes inocentes?),
quince horas seguidas de preguntas, de autos, de mentiras y paraísos devastados,
a veces el caballo, otras veces el agrio viento que cría la amistad, otras la cuna que, cadena, se os arrastra,
pero siempre a la noche la mar silencia el chillar de los últimos calabozos,
y no sé de dónde vinieron estos alfabetos de putos políglotas
pero sé que he aprendido todos estos idiomas que son aún menos que las lenguas muertas.

Dices que este debe seguir siendo mi sendero.
Mucho me dices cuando ya mis hachas se están tornando romas.
La guerra se ha perdido, esa en la que mis almenas creía inexpugnables.
No quiero, no quiero, seguir cantando mis altísimas insignias, seguir contándoos
                                  mis siempre últimas
                                                                pírricas
                                                                           victorias.

             

3 comentarios:

  1. Ni te desesperes, ni te horrorices; la madrugada de hiel siempre vuelve venciendo la realidad de auto y papel timbrado grasiento de tanto manosear en lugar de sobar un buen pecho y ser por un instante irresponsable como ellos, que soy yo, que eres tu, solo que de otra manera. Sigue tus instintos y trabaja en lo que crees y entonces yo seguiré creyendo en ti.
    Un abrazo mi colega de fatigas.

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  2. Eres el adalid de mis miserias. Y tus comentarios son más que mis palabras, que mis torcaces aves al olfato del cazador. Eres muy grande, hombre de los cinco nombres. Eres mi amigo.

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  3. Ardua labor la del juzgador, ya que no siempre lo legal es justo ni lo justo legal. Saludos a tu conciencia, vaya trabajo que le asignas. Un abrazo.

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