Company of Wolves

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Bark at the Moon

miércoles, 9 de enero de 2013

Wind Chaser (a John Norum).

Imbécil,
pensé que los vientos eran míos,
aprendí sus nombres a mi triste llegada a Noto
(arrastrando mis botines en una nueva proeza del que folló y ahora humilla)
y creí que actuaban a mi antojo,
que levantarían las faldas del verano en la juventud del siempre
o del jamás,
estulto, pensé
que los mapas eran mis cartas de invitación a la vida que llegaría.

Ahora ya me sé embarrancado en el Levante,
palideciendo a las noches para agarrar a mis sueños en sus últimas riberas,
el Euro es una palabra vacía en mis bolsillos, y el Céfiro mi mano solitaria sobre mi polla
nunca bienvenida,
imbécil, creí un día que al Norte encontraría consuelo,
dejé a mis hijos por unas tetas viejas y descubrí que Bóreas es el rey de los pezones dolorosos
(ya no nos podíamos siquiera correr, lo recuerdas, ¿recuerdas?),
compré equipos de inmersiones para seguir sus espasmos y sus corrientes,
sus nombres de mar salada, sus saludos de tierra abajo,
y todo se secó...

Gilipollas, eres un gilipollas, Andrés,
un tiempo creíste que los vientos te esperarían,
y hoy solo encuentras la calma blancor de los muertos de tantos pecios
y el nombre de popa en las yermos navíos varados, ad aternum,
de la jodida
jurisdicción.

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