Company of Wolves

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Bark at the Moon

martes, 22 de enero de 2013

Pedro.


Decir gracias a veces es decir basta,
en mi soledad de faroles de luz escasa no suele penetrar la brisa,
y me dije antaño, cuando señoreaba los litorales desertados de turistas
que alguien que te quiere es más de lo que merecemos,
me dije que el guardián de las llaves siempre veía toallas vacías,
bragas de verano esperando sus sexos, almohadas deformes,
pensé, de veras, Pedro, que yo me quedé allí por mi propia cobardía,
no supe que era el único que aún sentía el dolor del Cabo,
que confesaba amor en Julio para no violar elfas en Noviembre,
me juré que mi nadar sí sería solo.
Hoy escribes de justicias y de mitos,
y nada más lejos del joven que nombró los balcones,
solamente la lucha, la guerra, la sangre del mal en las uñas de gaviota,
los tatuajes de costas isleñas,
sólo eso tuve en los neceseres, y mis palabras son vacuos recuerdos
a vos debidos.
La poesía no es más bella que la huida,
la voz no es más digna que el desprecio, la noche
me abre, nos abre, carnes de otros que muñeron el papel y sin duda
todo les fue para nada.
Decir gracias es decir lo siento,
querría creer que son las palabras, contra la cizalla, pernos de pétreo aire,
pero la cadena ha de romperse,
la lucha se perderá,
querría otro final para la fábula del poeta y del amante,
pero el mármol siempre es frío y el bramar siempre es inútil, y me rindo,
no soy suficiente, Pedro,
no tengo el don ni sé de la mentira de cada alborada,
decir gracias es decir ya mucho, pues
todo lo arrancado a los albares del papel
son pistas de los falsos funerales
de la muerte.




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