Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

lunes, 29 de octubre de 2012

Depresión.

En estos yermos eriales en que paso mis últimos tiempos
ni Noto ni Céfiro vendrán a soplar aires de vida,
andaré desbocado de hora en hora con sabor a leña vieja en la boca,
y las decisiones vendrán solas como las piedras romas contra mis testículos,
anunciándose a redobles de dolor.

En estas terrenales regiones de la depresión psiquiátrica
dirán los demás de mí que soy un perturbado, que arranco flores frescas como perros cardos,
la estabilidad será el cúmulo de una nube nimba de pendiente sucesiva,
los trajes de buceo se secarán en los armarios de su numerología hastiada,
y ya pocos me querrán, porque dejaré de serlo, no seré
el gran hombre en su proeza,
el hacedor que se atreve a levantarse de su cama.

En estas latitudes de Lethe y sus riveras catalanas de acantilados repentinos
moro y vago, y no encuentro el nombre que otrora tenia cada cosa,
las pastillas demiúrgicas de cada mañana sustituirán a mis iconos al alba,
los dedos ateridos buscarán el consuelo del vino y los abrazos, pero yo sé
que es negro,
que es hondo,
que es solo
el sendero.


PD: (Y el rondar, siempre grave, de los sonidos de Katatonia).

miércoles, 24 de octubre de 2012

A ti.

No siempre que escribo tengo algo que decir,
ni siquiera siempre que te hablo tengo algo que contarte,
nunca me enfrento al otro con un plano de carreteras,
y son tantos los caminos sin salida que nos mostramos...

Es cierto que cuando se juntan nuestras gaviotas rapiñan sus nidos secos,
es verdad que en este singlar abordamos todo navío que nos tienda una bandera blanca,
admito que he sido peor de lo que quise, que fui la escoria en mis zapatos
y aciertas si piensas que lamí la mierda que pisé,
mas quién no lo ha hecho, quién, dime la verdad.


Y no por todo eso los espinales dorsales de mis labios mienten
en su dolor sincero de clavo y óxido,
y me atrevo a caerme y recogerme, acantilados unos tras otros como hermosas teorías de temor,
ni mi melena ni esta obscuridad de violín y polvo eran aquello que yo quise para mí,
pero nuestra carne es salazón, como un enema abierto al espejo que nos mira y nos aterra,
y mis años no son míos, ni tus leyes son las ciertas, nos perdimos,
extraviados, en ese afán de solo buscarnos.

Hoy mi salón tiene ventanas de inopia,
hoy mis dedos tienen pústulas de amor quebrado,
pero seguiré creyendo que una sonrisa esconde más que dentelladas,
mi caña cederá el carrete y seré yo la carnaza de tantos anzuelos que mordí,
y una copa de vino vendrá al rescate de esos niños que nunca (no, jamás)
dejaron de serlo.


jueves, 18 de octubre de 2012

Cieno.

El cielo es hoy del color del barro que mis viejos me dijeron del Sáhara,
va a llover, lloverá vida en piedra, tierra lejana, arena del Magreb, dijeron,
cielo de sabor del desperdicio de la sofocación del hombre,
estar tarde, sí, gris con un viento Sur caliente que mece la seca desesperación de mi jardín,
pero no entiendo nada, no lo entiendo...

Yo debería de tirarme de bruces a las malas hierbas de mi parcela de niño bien,
de niño destrozado por el abandono de los otros y por su abandono del amor,
y debería oler el petricor que adelanta la avalancha de tierra húmeda,
yo debería mandar a tomar por culo estos doctos documentos,
andar por la vereda de esta rambla y esperar al dolor de Arabia,
y ya no lo puedo comprender...

Qué cojones hago aquí,
desde cuando la legalidad urbanística y los planeamientos parciales han comprado mi alma,
porqué no destrozo mis lámparas y salgo a empaparme con el llanto del verano muerto,
cómo otra tarde he conseguido que mis gritos se ahoguen
en estas diligencias previas de miles de folios,
qué soy yo para resolver nada, cómo podré dar palabra al émbolo si solo quiero jugar con el cieno,
dejarlo todo,
dejarte a ti,
cerrar los ojos y volver a empezar,
simular que nada de estos logros que he ansiado han realmente ocurrido,
desnudarme de tantos trapos que me tapan las heridas,
reír al deseo y bramar a la sombra,
que cojones hago aquí...

Acaso nada mereció la pena.
Hasta este escrito es morralla, burbujas de la salpa más cerda de estos bancos de ojos miedosos,
hay caminos, hay salidas, Hades siempre fue misericorde,
pero yo cierro mi blog, sueño en azules y vivo en negros,
y me entrego a la comprensión del jodido documento número ciento veintiocho,
al menos
hasta que alguien tenga el valor de afirmarme que merezco, siquiera,
unas pequeñas gotas en la frente.


sábado, 13 de octubre de 2012

Carpe Diem (y una mierda).

A ratos nada de esto tiene sentido,
y me enfrento a la pantalla vacía, y quisiera no tener tantas voces con que cortarla,
en las tesituras de la soledad y del amor yo mismo doy cartas y las rompo,
en los ábacos de la satisfacción yo mismo busco coños y los aparto,
no hay mesura, no hay medida, no hay lógica en estas falsas lágrimas.

El tiempo va pasando, la soga va abarcando,
recuerdo que he de morir, recuerdo que ya he muerto a medias,
soy de segunda mitad, soy de última rima, soy de mar insatisfecha con su asquerosa humedad,
soy lo que quise ser y hoy quiero quemar, soy el eco y la mudez,
soy despreciable,
nada, nada de estas festividades es cierto.

Fue solo ayer y ya me he acostumbrado,
los poetas se odian y se envidian,
los jueces orinan sobre los códices con tal de cortar la mano fétida de Temis,
los jugadores de golf van vestiditos de niños pijos, de su infancia de pago,
las putas se están peleando por la polla de ese viejo rico,
los moros roban trajes de mujer en "Zara" para vestir a sus damas solo en la parca luz de sus casas,
los ilegales no entienden las leyes que les condenan a sus miserables Áfricas,
los amantes se hostian cuando descubren que ni siquiera se consiguen engañar,
todo es fértil como lo es el musgo negro, todo es postrero como el cadáver olvidado,
comido por los perros callejeros,
brazos que han alimentado los gruñidos de los zorros en los campos,
memento mori, yonquis de bragas húmedas y nuevas carnes, recordando...

Vosotros no vivís en las bambalinas donde (siempre) violan a la primera dama,
vos no sabéis los nombres del horror, y Kurtz se nos ha arrancado la lengua a bocados,
nada de esto es fruto de un silogismo, ni de la casualidad...
vamos a morir, y cada día nos vamos deshaciendo,
así pues meteros, meteros vuestros violines,
vuestras dulces flautas
por el culo.

martes, 9 de octubre de 2012

Era grande.

Hubo un tiempo es que yo era grande...

Yo mismo no lo sabía,
escondía mi sombra de tipejo bajo y feo por los arrabales de tantos países,
no me atrevía a confesar que solo me importaba el conocer, y el follar a quien fuere,
era grande, era puro, era
ante todo
libre.

Ahora me he encerrado en estos muros,
deconstruyendo mis hazañas me he rodeado de banderas heavys, de fotos de sitios lejanos,
de metopas de recuerdo al gran hombre que no tuvo piedad en su azada y su martillo,
pero solo soy mi prisionero,
no hay hora de comer ni de pensar cuando en los brazos de los sillones viven otros,
cuando en las repisas de las sillas habitan los fantasmas de terceros,
paredes, jardín exterior, pero celada interna, trampa saducea, galera jurisdiccional,
pobre hombre, solo eres un pobre hombre,
y hubo un tiempo en que eras grande.

Me han sacado en las páginas de los periódicos,
me han entrevistado y en Google hay muchas entradas de mi estúpido clon de venas para fuera,
no me engañéis, no nos engañemos, todo se ha acabado,
el fuego inglés desoló las costas, las alabardas se han doblado contra esa toga con la que duermo,
resido en un despacho alquilado de fotos de reyes muertos y tumbas de príncipes vivos,
y me cago en todo,
de veras que me cago en mí,
y solo me queda decir que maldigo mi camino, que odio mis dedos leguleyos, que me asquea
el barro
que, conciencia cumplida, me acompaña cada noche de pies para dentro, en mis
putas
         sábanas
                      añejas.