Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

miércoles, 8 de febrero de 2012

Digamos blanco.

O cómo escribir con la sonrisa,
o de qué manera tener palabras cuando el corazón se divide, se agrieta en dos,
se ignora en nombres y alabardas (hasta ha tanto como el ayer) ignoradas, o cómo no mentir, cómo,
si no tengo, no, la consuetudinaria ambición por eso que llaman felicidad, y cómo, cómo
cantarla.

Látigos y culebras (esos labios tensos de la lefa) me han parecido tan bellos elementos constructivos,
a mí y a todos vos (jodidos farsantes), de argollas y clítoris anillados hemos edificado estas chavolas
que llamamos meses,
                                poetas, bares,
quiebros de columnas cervicales, podrida mielina hacia la hermosa muerte,
yo y yo de adobe negro siempre recubiertos, versos, falacias, cerraduras oxidadas ante la promesa
                                                          rota
del verano.

De todo eso hemos narrado, dedos llenos de mierda, muecas de orgullo ante el segundo altar de Sartre,
y de pronto querer que la cal se torne blanca, que los pulpos solitarios al tacto de otra mujer y otras sábanas
                                                          pierdan sus ventosas,
que hasta los cuervos que anuncian el frío miren con algo que no sea el horror de Conrad,
quisiera, sí, quisiera, perdonarme, colgar arpones, levar anclas, pero todo,
todo este retornar de Tarots como papel couché de los relojes que tanto he pisoteado,
toda esta declaración de obra nueva en ramas sin espinas,
esta inmensa deuda que me quiero saldar en unos ojos y un erial que llaman esperanza,
todo se me antoja demasiado...
                                               (pero que se mueran, que se vuelvan, los cobardes).

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