Company of Wolves

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Bark at the Moon

lunes, 24 de enero de 2011

¿Y ahora qué? (Lorquí)

No alcanzo a verte más allá.
¿Qué será de nosotros, cuando ya hemos quemado todas las palabras?...
Mira mis manos,
vacías de todo lo que no sean balanzas y tremendas percusiones,
¿qué te daré cuando las olas se te antojen una líquida y monocorde recidiva,
de dónde vendrán las zarzas que nos dañen para hacernos libres del lodo
                                            de los días tras días?
De los pianos ya no llorarán más notas,
los vientos ya no reinarán tras las solitarias puertas,
los bancos húmedos ya no recogerán siquiera las miradas,
pues en mis brazales ningún curso es eterno,
porque ni vosotros podéis jugar al escondite en este cementerio de calles panteonales,
y de nuevo un violín será el segundo nombre de la tristeza, y una fotografía
la estampa de la derrota incrustada sobre la cal viva,
viva como el único triunfo en estos campos de estas todas las batallas perdidas...
Ved, sí, ved mis pies,
mi caminar y vuestra ira en una sola cadencia de flores ajadas,
contad los números del tiempo lacio, recogeros al polvo
en las últimas ropas del olvido y el sueño,
nada será siquiera nada, ni un soplo, ni un suspiro,
¿y qué os daré ahora que entiendo el alto silencio
                                                           obscuro
de todas nuestras últimas pútridas voluntades?

7 comentarios:

  1. Decía Salinas, en su poema 41, de la obra Presagios:

    “Estas frases de amor que se repiten tanto
    no son nunca las mismas.
    Idéntico sonido tienen todas,
    pero una vida anima a cada una,
    virgen y sola, si es que la percibes.
    Y no te canses nunca
    de repetir las palabras iguales:
    sentirás la emoción que siente el alma
    al ver nacer a la estrella primera
    y al mirar que se copia, según la noche avanza,
    en otras estrellitas
    de distinto brillar y alma única.
    Y así al repetir esta
    simple frase de amor se van prendiendo
    infinitas estrellas en el pecho:
    un mismo sol les presta luz a todas,
    el sol lejano que vendrá mañana
    cuando cesen estrellas y palabras.”

    Supongo que cuando pase a otra vida, si quiero ser recordada, tendré que currármelo en ésta. Aunque no sé si eso es lo que me gustaría; casi mejor prefiero que tras la última tongada de tierra, convertirme en un recuerdo condenado a desvanecerse, evaporarme como el humo, en cuerpo y memoria, y con el mínimo dolor, apenas nada, en los que dejaré. También decía Schopenhauer que la individualidad de la mayoría de los hombres es tan miserable e insignificante, que nada pierden con la muerte. Seremos uno más de los que vinieron y se fueron. Irremediable reproche.

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  2. Poema este que cala en lo más profundo del espíritu y de la carne.

    Yo, un día hace muchos años escribí este soneto:
    EL RUMOR DE LAS OLAS
    De noche es, voy por la playa paseando,
    el rumor de las olas ya muy chicas,
    sin querer, trae historias románticas,
    que el tiempo lento, atrás ha ido dejando.

    Esta agua que mis pies van mojando,
    quizás éstas mismas olas rítmicas,
    que a mí ahora, me parecen cínicas,
    antes lágrimas, han ido besando.

    Y quién sabe, si el aire que respiro,
    en este determinado momento,
    antaño de un te quiero, fue un suspiro.

    Y quien sabe, si aquí, donde yo me siento,
    y hacia el mismo lugar al cual yo miro,
    igual que yo, alguien sintiera lo que siento.

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  3. Antonia mía, acepto tu órdago. Ni un solo te quiero de los que te escriba será como el primero y el ultimo, sino que cada día serán hálitos distintos y palabras renovadas. Porque cada día querré a una mujer distinta, no sólo desde un punto de vista del ser astral cambiante, sino porque cada día me descubres un nuevo ente, propio y ajeno, luz y sombra, flor y espino... y todo ello lo deseo para mí.

    Y sí, no le perdonaré a Dios que si un día te vas sea para no volver. Que de ti sólo quede una foto sobre la cal viva. Quien tanto abarca, quien todo me representa, aquella que me contiene y de desborda no puede irse, pues si ella falta en buena parte lo haré yo. Si Crom nos trajo aquí para sólo morir, maldito hijo de puta sería en su sucia montaña.

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  4. Precioso poema, Antonio. Tiovivo (o tiomuerto) de lo que se viene y se va, de lo que estuvo y está, de lo que llegará y ya está aquí. Gracias por tus palabras, son un lujo en estos lares.

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  6. P.S. bis:
    Tú si que sabes escribir, Gilita. Y te escondes tras la apariencia de los Viajes de Gulliver: tu mejor singladura, sin duda, la haces con la frecuencia de los versos al interior de ti misma.

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