Company of Wolves

Company of Wolves
Bark at the Moon

domingo, 8 de agosto de 2010

Mi primer pecio.

Un barco hundido es su ser muerto, es la historia en metal retorcido de un fracaso, de todos nuestros inevitables errores.


Caes y caes por la maroma, la luz acompañante, el Dios deseante... y su silueta, que de pronto siento como un pobre cadáver, hermoso de nudibranquios y bancos de predadores y predados, pero todo fauna cadavérica. Casi setenta metros de eslora fallecida, de anclas corrompidas por la ingesta de la sal, de cuartos de baño por cuyas tazas ahora muerden los congrios... Algo me he perdido, desde luego; ¿puede haber belleza (y es hermoso) en la última sentina de unos pocos?; ¿este ataúd varado, barlovado hacia la arena donde ni liban las platijas, es algo digno de visita, es un ser emergido, renacido, objeto de adoración náutica, es que de ese último sueño negro tiene otras traviesas que el sol ennegrecido?

No lo comprendo... He levantado muchos cadáveres, y la carne pierde el alma, un intangible se va que nunca vuelve y que antes estuvo. ¿Somos barcos, pecios de ignorancia zafia, somos el origen de algo en este nuestro naufragio?
He de pensar, sí.

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